28.12.09

¿Lo bello que en lo feo o lo feo que en lo feo?


Eco, Umberto. Historia de la fealdad, Barcelona: Lumen, 2007

En un libro que es la continuación de su Historia de la belleza (2004), Eco explora la fealdad a lo largo de la historia del arte. En principio, belleza y fealdad son conceptos que se rechazan mutuamente y, por lo general, se considera que la fealdad es la antítesis de la belleza. Dado que la fealdad suele ser entendida como la ausencia de belleza, bastaría definir a esta última para saber qué es la fealdad. Pero si bien es relativamente fácil establecer los parámetros de lo bello, ello no significa que la fealdad deba ser percibida sólo como "el infierno de la belleza".[1] Ya que las manifestaciones de la fealdad a través de los siglos son más ricas, complejas e imprevisibles de lo que comúnmente se cree. Entre demonios, locos, enemigos terribles y presencias perturbadoras, entre abismos y deformidades, entre monstruos y fantasmas se descubre una vena iconográfica extraordinariamente amplia y a menudo insospechada.

Fealdad natural, fealdad espiritual, asimetría, falta de armonía y deformidad suelen funcionar como características distintivas de la fealdad.

Tal como sucede con toda categoría estética, también el alcance de lo feo es abierto y móvil, y varía según las distintas épocas y de cultura en cultura. Para los arquitectos renacentistas, por ejemplo, las catedrales góticas eran "espantosas".[2]

Es por eso que lo aceptable del ayer puede convertirse en lo inaceptable de mañana, y lo que se considera feo en cierto contexto, puede, en otro, contribuir a la belleza del conjunto.[3] Con todo, agregamos, hoy el concepto de fealdad varía también en función de los gustos, juicios y valores (o anomia) del individuo contemporáneo.

Eco ofrece un repaso de la representación de la fealdad en las distintas épocas de la cultura occidental. Incorpora en su texto extractos de obras de filósofos, novelistas y poetas. Su recorrido a través de la historia de lo hórrido incluye los monstruos del mundo pagano, las representaciones de martirio, apocalipsis e infierno cristianos, la sátira y la caricatura, las deformidades patológicas, la demonización de una supuesta maldad inherente a la mujer, los estereotipos racistas, la pobreza, lo ordinario y lo cursi. Considera la vacuidad de la imitación de pésima calidad (pasticcio) y el pretensioso mal gusto de lo kitsch.[4] Indaga la sensiblería afectada del camp y su descontrolada nostalgia por el pasado ya pisado.[5] En conferencia de prensa Eco hace referencia a Yoda, ET y Marilyn Mason; habla de la fealdad en la imaginería de Botero.[6]

Según la hipótesis de Eco, lo antiestético se volvería estético al pasar por el filtro del arte. Y acaso sea a causa de ello que, tras haber percibido lo mezquino, débil, vil, banal, casual, arbitrario, tosco, repugnante, desmañado, horrendo, insulso, vomitivo, criminal, espectral, hechicero, satánico, repelente, asqueroso, desagradable, abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, espantoso, abyecto, monstruoso, horripilante, vicioso, terrible, terrorífico, tremendo, repelente, repulsivo, desagradable, nauseabundo, fétido, innoble, desgraciado, lamentable e indecente que explora Eco en su libro, el primer editor extranjero de la obra no pudo sino exclamar: "¡Qué hermosa es la fealdad!"[7]

Pero la fealdad no es hermosa.

Es posible describir la antología de Eco sobre la fealdad como bella o definir su libro como paradójicamente bello.[8] Aunque los juegos de palabras en este caso solo ayudan a confundir al lector: Eco escribió una Historia de la fealdad y no una acerca de la ambigüedad o la paradoja.[9]

Por otra parte, se sostiene que Eco explora exhaustivamente los "cánones de la fealdad,"[10] cosa que es un disparate, ya que los cánones estéticos apuntan siempre hacia lo bello y nunca hacia lo feo (que de hecho constituye la negación de cualquier canon, empezando por el clásico).[11]

Al suponer que todo el mundo sabe lo que es "la belleza,"[12] Eco se equivoca completamente ya que no hay una belleza, sino muchas bellezas posibles.

Según Eco, "la fealdad atrae y repele a la vez."[13] Pero, contrariamente a lo que él afirma, la verdadera fealdad no genera ambivalencia en quien la percibe. Al contrario: lo feo repele, choca, da asco. Y al declarar que "hay caras horribles que nos gustan,"[14] Eco confunde lo feo con lo grotesco.[15]

Y es precisamente porque Eco confunde lo profundamente desagradable con el doble-filo de aquello que sugiere lo monstruoso que uno lee en la contratapa de su Historia que ésta lleva al lector "a recorrer un itinerario sorprendente [...] donde los sentimientos de repulsa y de conmovedora compasión se dan la mano [...] ante las más seductoras violaciones de todos los cánones clásicos."[16]

Mariano Akerman

Referencias
1. "Historia de la fealdad" (sinopsis), Librerías Gandhi, México (28.12.2009).
2. Ibid.
3. "La fealdad depende de las épocas y de las culturas, lo que era inaceptable ayer puede convertirse en lo aceptado de mañana, y lo que se considera feo puede contribuir, en un contexto adecuado, a la belleza del conjunto" (Beab, "Historia de la fealdad," El principio de la incertidumbre, 26.12.2007).
4. En decoración, el estilo kitsch es sobrecargado y chillón. Emplea colores muy saturados (preferentemente rosa-chicle, rojo señal, celeste eléctrico, verde manzana y amarillo-limón); incorpora texturas de pieles sintéticas, plásticos y brillos en general; recurre a las combinaciones estridentes (Espacio hogar y Mercado libre, 2007).
5. En estética, lo camp nostálgicamente hace resurgir lo que ya está pasado de moda. Provee así cierta sofisticación pero a partir de la artificialidad, el sentimentalismo y la afectación, cuando no la vulgaridad. En inglés, el adjetivo camp designa a lo ostentosamente gay, ya sea por comportamiento sobreactuado, pose amanerada o apariencia rimbombante. Para un debate, véase también Wordreference, Dictionarist, Wikicastellana y Wikisajona.
6. Umberto Eco, al presentar su obra en Fráncfort, 11.10.2007; E.A., “Umberto Eco triunfa con Historia de la fealdad,” El periódico de Catalunya, 12.10.2007.
7. "Reseña" de Historia de la fealdad (contratapa), Tematika.com, Argentina (28.12.2009).
8. Jorge Fernández Díaz, "Bella antología sobre la fealdad," La Nación, Buenos Aires, 1.3.2008, adn Cultura.
9. En este contexto, imprecisa e inadecuada resulta también la inclusión del término "perturbador" en la noticia que sostiene que "Historia de la Fealdad es un perturbador éxito de librerías" (Enrique Planas, "Elogio de lo feo," El Comercio, Perú, 19.4.2008), dado que "perturbador" solo quiere aquí decir "fenomenal" (como es posible deducir al terminar de leer ese artículo) y, por otra parte, nada hay de perturbador en el hecho que la antología de un renombrado escritor pueda haber conocido una vez más el éxito en las librerías limeñas.
10. "Historia de la fealdad" (sinopsis), Laie, España (28.12.2009).
11. En este contexto conviene recordar que a lo largo de la historia, los cánones de belleza buscan establecer qué es bello o armonioso y bien proporcionado.
12. "Hemos descubierto que es mucho más divertido mirar la fealdad, porque la fealdad es mucho más interesante que la belleza. La belleza es a menudo aburrida, todo el mundo sabe lo que es" (Eco, presentando su obra en Fráncfort, 11.10.2007; "Umberto Eco triunfa").
13. Ibid.
14. Ibid.
15. Aunque en la jerga común "feo" y "grotesco" se empleen como sinónimos, lo Grotesco no es lo Feo. En arte y la literatura, lo Grotesco es entendido como una categoría estética independiente de lo Feo. Su naturaleza y características han sido exploradas por Wolfgang Kayser y definidas por Philip Thomson (bibliografía).
16. "Reseña" (Tematika.com)

23.12.09

Artistic Monsters


A) Ancient imagery
Two Things in One. Old Spice, commercial, 2008: "Double Impact, It's Two Things." B) Mannerist extravaganza Arcimboldo-inspired Siciliano, by Miharu Koshi. Cosmo Securities, commercial, Japan, 2008 C) The shock of the new Basil Wolverton, Lena the Hyena, ink on paper, 1946 Ugly Monsters. Basil Wolverton, Wally Wood & Norman Saunders, Ugly Stickers for books, walls, bikes, etc., bubble gum, United States, 1965 (Saunders; Bubblegumcards.org).

19.12.09

Elvio Gervasi y su Porteño Filetear

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El fileteado porteño es un arte decorativo y popular, típico de Buenos Aires. Etimológicamente, "filete" proviene del latín fillum, que significa hilo; el filete es en principio una línea fina ornamental de gran valor expresivo. Puede el filete ser de corte decorativo-comunitario (ejecutado sobre medios de transporte u otros objetos), publicitario (carteles y afiches con fines comerciales) o independiente (obra de arte autónoma, l'art pour l'art). Entre los motivos visuales notables del filete criollo se encuentran los híbridos. Algunos de ellos tienen sus referentes en la mitología greco-romana. El filete porteño presenta una serie de interesantes figuras mixtas en las que la planta y el animal coexisten y se combinan hasta llegar eventualmente a constituir una verdadera paradoja visual o unidad mixta - Alcances del arte grotesco.

Fileteador, con estilo propio y que lo distingue de los demás, ese es Elvio Gervasi. Su obra no deja indeferente a quien transita por Buenos Aires. También poseen trabajos suyos varios países europeos. Enseña en Buenos Aires y en Madrid. Oportunamente le dedicó al filete porteño un programa especial, que fue difundido vía satélite.

Es conocido por sus diseños y decoraciones murales en Carlos Gardel y Anchorena, la esquina más fileteada de Buenos Aires. Allí pintó Gervasi unos 45 metros de ornamentos fileteados. Su trabajo es de gran precisión técnica. Realizado frente al Abasto de Buenos Aires en el Once, barrio de Balvanera, el mismo incluye motivos del filete porteño tradicional, los que son combinados de un modo singular y personal.

Gervasi pone especial empeño en no repetirse ni caer en las soluciones fáciles.

Trabaja la composición, la línea, el color, la textura, el claroscuro.

Sus figuras se sostienen. Incluso cuando se trata de la Sirena alada, que sobre el firulete avanza, pero desnuda, a ciegas y de rodillas.



Gervasi sabe componer, equilibrar, contrapuntear.

Hay en su obra una armonía singular, ya que ésta a veces incluye también alguna que otra tensión. Así como en el tango, también en el filete. Pero la tensión en Gervasi no resulta sólo de la pose de alguna pareja milonguera que pinta, sino que se manifiesta especialmente en el encuentro de dos mundos, el real y el de lo imaginario.

En los filetes de Gervasi ambos coexisten. Y, como en el arte de los antiguos romanos, la realidad tiende a concentrarse en algún medallón, mientras que la fantasía a enmarcarla, y la acompaña, si bien desde una marginalidad que en principio podría llegar a eclipsarla en cualquier momento.

Se lo mire por dónde se lo mire, el asunto de Gervasi es uno por sobre todo siempre estético. Allá, por el Abasto, hoy como ayer, hay quien señala los fileteados de Gervasi y no puede sino decir: "¡Pero mirá, che, no te lo pierdas! ¡Flor de ornato!"



Acanto, firulete y perlas si se quiere. Incluso espirales y zarcillos. Pero, observa el fileteador, "hacer rulitos" no.



Los retratos que Gervasi hizo de Gardel se corresponden con el retratado. Convincentes son sus pajaritos, flores y frutas. Claro que al Caravaggio lo hubiesen sorprendido.


Gervasi pinta dragones. Pinta cornucopias. Y pinta dragones que son cornucopias.

Al igual que el de sus ancestros europeos, es el ornamento porteño de Gervasi naturalmente uno de indiscutible doble-filo. La manzanita no cae lejos del arbolito.



Y es el de Gervasi un reino de metamorfosis, donde las cintas pasan a ser acantos y plantas aves. Antinaturales y aberrantes híbridos transcategóricos, sí, pero también deliciosos frutos de la imaginación de los pintores. Fabullus los incorporó en sus pinturas murales en la Domus Aurea del caprichoso Nerón, Rafael y Giovanni da Udine los recrearon en las Logias Vaticanas (transitadas sólo por el alto clero), Gervasi los reinventó y transpuso sobre las paredes de Balvanera, donde hoy puede disfrutarlos todo el mundo, más allá de su estrato social, color de piel o convicción personal. En este sentido, el arte de Gervasi es popular y democrático.



¡Qué hermoso despliegue el de los filetes ondulando en el campo pictórico!



Estudiado ilusionismo el suyo.



¡Es a vez la envidia y el orgullo del barrio!

Letrista de alma, realiza caracteres tanto en esgróstica como en cursiva: ellos revelan su talento para filetear, a la porteña.

Y bien porteñas son también sus frases, empezando por "Chofer buena banana busca chica buena mandarina," siguiendo con "La fuerza de tu envidia es la rapidez de mi progreso," para llegar entonces al clímax, con "Calladita te ves más bonita."

Porteño es el filete de Gervasi y porteño lo es hasta la médula.

"Mirame que estoy un chiche" demanda una de sus inscripciones fileteadas. "Licenciado en todo," asegura una segunda. Una más declara: "La fama me aburre." Y esto último acaso no sea una pose o exageración total, ya que para todo pintor de cepa el objetivo fundamental no es sólo el éxito, sino su quehacer en el arte, en su sueño, en su pintura.



Más allá de la fama, lo cierto es que a través de sus expresivos filetes Gervasi le da al panorama porteño un toque personal. En sus manos, el filete se revitaliza, madura, se vuelve robusto. Brilla.

Mariano Akerman



Todas las imágenes reproducidas en la presente nota son propiedad intelectual de su autor, Elvio Gervasi. Fotografías tomadas por Roberto Fiadone y Jac Salgado, edición de las mismas realizada por quien escribe. Los motivos híbridos imaginarios aquí ilustrados fueron fileteados por Gervasi en esmalte sintético sobre metal o mampostería, c. 2006; se encuentran en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina

Referencias
A. Gervasi e imaginería: 1. Dominio privado:
Blogspot, Flickr, Utilísima; 2. Dominio público: Cartel Abasto, Cartel La Boca, Gardel, Pareja tanguera, pilastra, almohadillado, flores, cinta.
B. Otros recursos afines, creados por Akerman: De la mímesis como problema, Bien complejo y bien porteño, El firulete, Banham y la estética del colectivo porteño.

16.12.09

Educar con el ejemplo: la antigua pedagogía teutona y sus efectivas advertencias ilustradas

Tópico investigado y presentado por Mariano Akerman


Eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca.

Los libros tienen su destino. [...] El niño aprende viendo, le entra todo por los ojos, comprende lo que ve. No hay que hacerle advertencias morales. Cuando le advierte: Lávate. Cuidado con el fuego. Deja eso. ¡Obedece!, el niño nota que son para él palabras sin sentido. Pero el dibujo de un deshaparrado, sucio, de un vestido en llamas, la pintura de la desgracia, de la despreocupación, le instruye más que todo lo que se pueda decir. Por eso es cierto el refrán que dice "El gato escaldado huye" - Heinrich Hoffmann, carta, publicada en el diario semanal Die Gartenlaube, 3 de noviembre de 1892.[1]

Pedro Melenas (Der Struwwelpeter, 1845) es un famoso libro de cuentos infantiles elucubrados por el doctor alemán Heinrich Hoffmann (1809-94). Incluye diez historias rimadas, cada una con su propio mensaje. A partir de la desmesura o la exageración, ellas presentan las desastrosas consecuencias a las que conduce la desobediencia, la imprudencia y el mal-comportamiento. El título de la historia dedicada al desaliñado Pedro Melenas es también el título de todo el libro de Hoffmann. Se trata de una obra de literatura instructiva, ya que previene al infante acerca del peligro y lo informa de otros tantos asuntos, a veces disparatados, pero por lo general entretenidos.

Para la Navidad de 1844, Hoffmann deseaba comprar un libro de cuentos con ilustraciones para su niño. Exigente y nunca satisfecho con el material disponible entonces en los negocios, compró un cuaderno en el que finalmente desarrolló sus propias historias ilustradas. En 1845, su amigo Zacharias Löwenthal lo convenció para que las publicase anónimamente como Historias divertidas y estampas graciosas con 15 láminas bellamente coloreadas para infantes de 3 a 6 años.[2] Ya en su tercera edición (1858), el libro fue publicado bajo el título Der Struwwelpeter y muy pronto fue un éxito en toda Europa. Ello indudablemente se debió al realismo directo y explícito de las imágenes concebidas por Hoffmann. En efecto, autor e ilustrador de su propio trabajo, Hoffmann supervisó personalmente el que las litografías que acompañaban a su libro -en ese entonces pintadas a mano por terceros- de modo que quedasen exentas de tanto de idealización como de sentimentalismo.[3]

Diez historias "pretzel" — humor con horror


1. Pedro Melenas (Struwwelpeter) anda siempre desprolijo y sin asearse, por lo que no es para nada popular. Su aspecto es ante todo un fiel reflejo de su inapropiada conducta. Nótese que Der Struwwelpeter suele ser traducido al castellano como "Pedro Melenas" (Canicio, 1987), aunque en un sentido estricto, la expresión alemana originalmente alude no tanto a cabellos enmarañados o colgantes sino al ser/estar sucio, desprolijo, desaliñado. De considerarse el sentido que Hoffmann daba a Struwwelpeter, dicho nombre bien podría hoy ser traducido como "Pedro el Desagradable" o "Pedro el Espanto" o "Pedro el Desastre."


2. Federico el Cruel es violento con los seres vivos, hasta que lo muerde un perro (Die Geschichte vom bösen Friederich). Imagen digital: Bob Staake, Cruel Frederick, 2005 © Fuente


3. Paulina desobedece a sus padres y juega con las cerillas, hasta que termina incinerada (Die gar traurige Geschichte mit dem Feuerzeug).


4. Los chicos negros: tres pibes se burlan de un negrito, pero son embebidos en tinta por san Nicolás, quien los vuelve más negros que la mismísima sombra del oscuro chico objeto de su burla inicial (Die Geschichte von den schwarzen Buben).


5. El Fiero Cazador, involucra una libre que roba el rifle y los anteojos del cazador, para luego cazarlo sin piedad (y en el caos que resulta de ello, la liebre-bebé acaba quemándose el hocico con café caliente; Die Geschichte von dem wilden Jäger).


6. El Pequeño Chupapulgares desobedece la advertencia de su madre y continúa chupándoselos, hasta que viene el sastre y con una enorme tijera se los corta (Die Geschichte vom Daumenlutscher). Imagen digital: Staake, The Thumb Sucker, 2005 © Fuente


7. Gaspar Sopas se niega a tomar la sopa, pero con el tiempo se va poniendo tan flaco como un palo y que finalmente se muere, de hambre (Die Geschichte vom Suppen-Kaspar).


8. Felipe Revueltas es caprichoso e inquieto, hasta que termina por irse para atrás con la silla y, en un desesperado intento por evitar la catástrofe, se aferra al mantel que cubre la mesa, aunque sólo para llevarse consigo toda la cena de la familia al suelo (Die Geschichte vom Zappel-Philipp).


9. Juancito Babieca nunca presta atención por donde camina, hasta que se cae al río. (Si bien es rescatado, pierde sus útiles escolares, ya que se los lleva la corriente; Die Geschichte von Hans Guck-in-die-Luft).


10. Roberto Volador sale con su paraguas a pasear en plena tormenta, pero se lo lleva el viento a un destino incierto (Die Geschichte vom fliegenden Robert).

Hecho a medida. Si bien las magistrales advertencias de Hoffmann podrían en determinadas circunstancias llegar a ser neutralizadas con la risa,[4] y ellas se hallan efectivamente impregnadas de un "humor sarcástico,"[5] apropiado resulta aquí el indicar que tanto la naturaleza como el efecto de las historias del autor alemán implican una deliberada manipulación de lo Grotesco. En virtud del doble-filo al que Hoffmann a menudo recurre, poco debería sorprender a nadie el que las reacciones que su obra suscita sean marcadamente mixtas.[6] En efecto, bellamente articulados, los cuentos de Hoffmann son verdaderas historias "pretzel," historias donde el humor y el horror sintomáticamente se entrelazan. Ello lleva a no pocos a describir el efecto que ellas producen en términos de ambivalencia.[7] Así, el ilustrador Bob Staake, por ejemplo, habla del asombro y la perplejidad que sintió cuando niño al haber escuchado las historias de Hoffmann: « Me acuerdo que me quedé pensando: "esto TUVO que haber sido una broma, ¿no?" ».[8] La incertidumbre de Staake habla del impacto de la obra de Hoffmann. Pero para poder referirse a la naturaleza de sus historias, imprescindible resulta tomar en cuenta la considerable cantidad de humor negro y cinismo contenidos en el "divertido" y "aún más gracioso" regalillo de Navidad que el doctor teutón había preparado, voluntariamente y con sus propias manos, para su pequeño hijito, quien era entonces un perverso polimorfo de tres añitos y medio de edad.[9] Pero, ¿era la criaturita en cuestión un chupapulgares? Imposible saberlo. Christine Nöstlinger, por su parte, explica que "la literatura infantil no es una pastilla pedagógica envuelta en papel de letras sino literatura, es decir, mundo transformado en lenguaje."[10] En la literatura de Hoffmann el mundo es transfomado en rima y sobre todo en imagen. Pastilla pedagógica o no, de estar hoy vivo, el Dr. Hoffmann no cedería un ápice en su posición de autor didáctico y, escudándose en su condición de médico, no perdería su oportunidad de contra-atacar y recordarnos que mejor es prevenir que curar.


La historia del Pequeño Chupapulgares, versión actualizada

Notas
1. Gemma Lluch, Análisis de narrativas infantiles y juveniles, Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2003, p. 119
2. Lustige Geschichten und drollige Bilder mit 15 schön kolorierten Tafeln für Kinder von 3-6 Jahren.
3. Según señaló Bettina Hürlimann en 1968 (Lluch, Análisis, pp. 122-23).
4. Como proponen el historiador Harvey Darton y luego Gemma Lluch (ibid., p. 123).
5. En su Historia portátil de la literatura infantil (2001), Ana Garralón nota que los chicos que protagonizan las historias de Hoffmann no sólo son traviesos, sino que son además malos, cosa que le da lugar a poder afirmar que la obra de Hoffmann constituye el primer caso de "humor sarcástico" de la literatura infantil (Lluch, Análisis, p. 123). Para un debate, véase Garralón, Historia portátil de la literatura infantil, Madrid: Anaya, 2001, p. 40.
6. Consúltese Lluch, Análisis, p. 123.
7. Ibid.: "Las reacciones ante el libro [de Hoffmann, Struwwelpeter,] oscilaron desde la inofensiva hilaridad hasta la condena por su morbosidad [... ; algunas personas incluso] temían que el horror [intrínseco de la obra] causara algún tipo de trauma entre los lectores infantiles."
8. En entrevista con Jason Arber: « I remember thinking "this had GOT to be a joke, right?" » (Pixelsurgeon); el énfasis le pertenece a Staake.
9. Hoffmann, carta, publicada en Die Gratenlaube, 1892 (Lluch, Análisis, p. 119).
10. Mi énfasis. Para un debate, véase Luisa Mora, "Una entrevista a Christine Nöstlinger," Urogallo, sept-oct 1993, pp. 10-15.


Staake, Paulina y las cerillas, arte digital 1, Estados Unidos, 2005 © Fuente

Referencias
Hoffmann, Heinrich. Der Struwwelpeter: oder lustige Geschichten und drollige Bilder für Kinder von 3-6 Jahren, Frankfurt am Main: Literarische Anstalt von Rütten & Loening, 1854; Bilingual edition 1900 (Deutsch-English).
—. Struwwelpeter, Merry Stories and Funny Pictures, New York: Frederick Warne & Co., [1848]
—. Pedro Melenas, Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas, tr. Víctor Canicio, Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 1987 "Der Struwwelpeter," AON, Teil1 + Teil2 + Teil3 (17.12.2009)
Tschopp, Verena, y Peter de Pian, Struwwelpeter (The Story of Little Suck-a-Thumb), animación, 2005 (Vimeo-Thanos).
Staake, Bob. Struwwelpeter and Other Disturbing Tales for Children (The World's Most Nightmarish Children's Book: Pets will be beaten, Children will be maimed, Lives will be lost), USA: Fantagraphics, 2006


Staake, Paulina y las cerillas, arte digital 2, 2005 © Fuente

Lluch, Gemma. Análisis de narrativas infantiles y juveniles, Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2003
Carranza, Marcela. "Tres clásicos entre la obediencia y la desobediencia," Imaginaria, Nos. 219-10, 6-7.2007, pt.1 + pt.2
Smith-Chalou, Barbara. Struwwelpeter: Humor or Horror? - 160 Years Later, Lanham, MD: Lexington Books, 2007
Bartošova, Lucia. Der Struwwelpeter, das Kinderbuch von Heinrich Hoffmann, tesis, Brno: Masarykova Univerzita, 2008 Salzburg, Spielzeug Museum, Der Struwwelpeter, Zum 200 Geburtstag vom Heinrich Hoffmann, 11.2008-11.2009
Holtmeyer, Annette, y Britta Schwanenberg, "Der Struwwelpeter," Planet Wissen, 1.6.2009
Boni, Marc de. Faut-il fesser Struwwelpeter ou l’éducation terroriste?, Slate.fr: Chasseur d’étrange, 23.11.2009

Desconsolado llora Conrado. "Sin pulgares se quedó, pues el sastre se los cortó." Ref. aprendizaje, causa y efecto, comunicación, condicionamiento, educación, infantes, literatura, obediencia, persuasión, responsabilidad.

14.12.09

Planta-Cisne

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Liliana Slarner ha fileteado este motivo híbrido en 2007. Se trata de un ornato medio planta y medio cisne pintado en esmalte sintético aplicado sobre una tabla de madera.

Es interesante notar que el filete porteño no solamente emplea figuras vegetales y animales, sino que a menudo las funde en un mismo motivo, tal como ocurre con la planta-cisne pintada por Slarner.

La fileteadora pintó una figura curvilínea y estilizada dentro de una composición simétrica (de la cual se muestra aquí sólo la mitad), que incluye también una cinta argentina y una especie de cornucopia con flores.

Elegante es en este caso el juego de curvas y contracurvas. Abundante el firulete. Sutil el manejo de las iluminaciones y la textura.

El motivo en forma de "S" que constituye a la figura híbrida representada por Slarner es de origen greco-romano y tiene sus ancestros visuales en el así-llamado estilo fantasía, que floreció en el antiguo mundo pagano. Pero la fileteadora pudo bien haberse inspirado en alguna de sus tantas metamorfosis posteriores (renacentista, barroca, dieciochesca o moderna). Semejante idea tiene su sustento en el simple hecho que Slarner se dedica tanto al fileteado porteño como a la restauración y preservación de obras de arte.

Estimulando la imaginación de quien la percibe, la fantástica planta-cisne de Slarner felizmente trasciende la realidad cotidiana y nos invita a dar un paseo por el Reino de lo Imaginario.

Mariano Akerman

Sitio oficial de Liliana Slarner. Recursos afines: El firulete, un asunto de importancia medular, De la mímesis como problema, Componentes del sueño porteño, Banham y la estética del colectivo porteño.

2.12.09

El firulete, un asunto de importancia medular


El término "firulete" proviene del gallego-portugués ferolete (pequeña flor, florcita) y de floreta (nombre de un baile peninsular). El uso de este vocablo es usual en el Cono Sur y se encuentra íntimamente ligado al arte ornamental. Emparentado con el firulete se hallan el arabesco y la filigrana.

El DRAE intenta definir firulete como un "adorno superficial y de mal gusto."[1] Pero tamaña idea es cuestionable y trasluce una actitud desinformada y sentenciosa (la Academia se supone que existe para ampliar el horizonte de la lengua y no para encerrarse en el prejuicio sectario o la discriminación). Por una parte, adornos y ornamentos son ya desde el vamos algo accesorio. Por otra, de gustibus non est disputandum, o dicho a la española, "sobre gustos no hay disputas."

Cabe entonces preguntarse:
En la Ciudad de las Tres Culturas, ¿son los arabescos de Santa María la Blanca cosa frívola y pueril?
¿O se volvieron ahora chabacanas las líneas en la gráfica de Alberto Durero o Aubrey Beardsley?
¿Resultan hoy la letra y música de la milonga de El firulete una manifestación de mal gusto?
¿Acaso son desagradables los firuletes que hacen las parejas de tango cuando lo bailan con destreza y pasión?
Y por sobre todas las cosas, ¿es el filete porteño un fenómeno cultural irrelevante?

Evidentemente, para cada una de esas preguntas la respuesta es un rotundo NO.

El arabesco, la filigrana, el firulete son todos elementos que fueron y son desarrollados para aderezar, para acentuar y enriquecer la expresión artística y contrapuntuar la fuerza expresiva de la obra, ya sea ésta un borde ornamental, un tango o una figura poética.

Elvio Gervasi, Águila, filete porteño con inscripción.

Indudablemente en cada uno de los casos mencionados el firulete es un ornamento, pero uno de corte siempre sutil y refinado.

Dada su naturaleza ornamental e histórica, el filete constituye una señal de distinción y jerarquía: en términos tradicionales indicaba cierta exclusividad o condición privilegiada, el ser copetudo.[2]

En tango, el firulete es un paso difícil y osado que los bailarines dan para demostrar su destreza.

En el fileteado porteño, el firulete es un ornato lineal asociado a la idea de prestigio. Recuérdese que, desde un punto de vista histórico, el adorno no era algo para todo el mundo. En el pasado, había que pertenecer al estrato acomodado de la sociedad para tener acceso al Ornato y hacer entonces uso y abuso del mismo. Piénsese por ejemplo en la historia europea o en aquella común a europeos y criollos. Si la persona en cuestión era de origen sencillo, sus bienes y pertenencias por regla general no presentaban ornato ninguno, ya que ese era un privilegio del que solo disfrutaban unos pocos copetudos (llámesele, nobleza y clero). No en vano Julio Payró abre su Pintura moderna explicando que, en 1789, la Revolución Francesa tuvo entre otras cosas el objetivo de cortar todo aquello que estaba de más y sobresalía.

Y posiblemente sea por eso que quienes llegaron a Buenos Aires a fines del siglo XIX y principios del XX, no dudaron en acudir a los fileteadores para solicitarles que les pintasen firuletes sobre los carros en los que diariamente transportaban su mercadería. El firulete expresaba aparentemente no solo un deseo de prosperidad económica (un Hacerse la América), sino también un anhelo personal de ascenso en la escala social.

Dado que para el DRAE el ornamento en cuestión es lamentablemente algo anecdótico y prescindible, conviene aquí recordar que León Battista Alberti, gran humanista y teórico renacentista, no titubeó en referirse a la columna como el principal ornamento de la arquitectura.

¿Y qué queda del orden arquitectónico si se le quita la columna? Lo mismo que quedaría de la identidad criolla si se la privara de sus estilizados componentes y floripondios: poco y nada.

En efecto, adorno prolijo y fantasía sensual según el lunfardo,[3] ¿qué otra cosa podría ser el firulete sino algo fundamental, estructuralmente medular para la preservación de una sana identidad en el Cono Sur?

Ergo, se incluye aquí El firulete, imponente milonga de 1958.[4]
Versión de Julio Sosa, 1964.

¿Quién fue el raro bicho
que te ha dicho, che pebete,
que pasó el tiempo del firulete?
Por más que ronquen
los merengues y las congas
siempre es buen tiempo pa’la milonga.

Vos, dejá nomás que algún chabón
chamuye al cuete
y sacudile tu firulete,
este arabesco que en el alma
la milonga nos bordó.
Es el compás criollo y se acabó.

Pero escuchá, fijate bien,
prestale mucha atención
y ahora batí si hay algo igual
a este compás compadrón.
Batí, por Dios, si este compás
repicadito y dulzón
no burbujea en tu piel
y te hace más querendón.

Pero escuchá... ha, ha, fijate bien,
prestale mucha atención.
Y ahora batí si este compás
no es un clavel reventón;
es el clavel, es el balcón,
es el percal, el arrabal,
el callejón, y es el loco firulete
de algún viejo metejón.


Notas
1. 22a ed., 2001, tomo 1, p. 1062.
2. Copetudo/a. adjetivo. Que tiene copete, penacho de plumas que presentan algunas aves en lo alto de la cabeza (abubilla y pavo real, por ejemplo). En sentido familiar, dícese del ser engreído, vanidoso de su alcurnia, abolengo y estatus social. En otras palabras, la autodenominada "gente de buena familia" o "gente bien" o incluso "gente como uno, ¿viste?"). Se supone que el término es hoy obsoleto, pero el hecho es que copetudo no merece por el momento ser incluido entre las "palabras que ya fueron" (Clarín, 31.3.2002).
3. En lunfardo, firulete hace referencia al adorno de mal gusto pero también al adorno prolijo; el vocablo significa además avalorio, es decir, fantasía (Babylon). Véase también firulete en el Diccionario de lunfardo y en el Diccionario El País.
4. El firulete, letra original de Rodolfo Taboada y música de Mariano Mores. El tango ha sido interpretado por importantes cantores, pero la versión más famosa es en la voz del uruguayo Julio Sosa, quien lo convirtió en un clásico. La letra de Taboada alude al lugar del tango frente a otras tendencias novedosas de la época, tales como el twist, que amenaza entonces con desplazar al tango de su lugar de hegemonía en la cultura rioplatense. Es por eso que en lo que a tango se refiere, El firulete es en esencia una milonga reivindicativa (Planet Tango, 2006; Zorzal Criollo, 2008).

Firulete ha adquirido un interesante sentido adicional y actualmente constituye toda una metáfora y figura de sublimación en el campo deportivo. Efectivamente, tanto al bailar un tango como al jugar al fútbol importantes son los firuletes. En el tango, el firulete es un paso o movimiento de baile característico que demanda que los danzarines entrelacen sus piernas de cierto modo y con pasión. Para bailar un tango o jugar al fútbol (pasión de multitudes) son necesarias la capacidad de improvisación e incuestionable destreza, para hacer entonces todo tipo de firuletes y poder, gracias a ellos, lucirse.

"Y sacudile tu firulete."

28.11.09

Buraq

Selon la tradition islamique, le Bouraq ou Burak est un coursier fantastique venu du ciel, dont la fonction est d'être la monture des prophètes. Selon l'histoire la plus connue, au VIIe siècle, le Bouraq fut amené par l'archange Gabriel pour porter le prophète de l'islam, Mahomet, de La Mecque à Jérusalem, puis de Jérusalem au ciel avant de lui faire effectuer le voyage de retour au cours de l'épisode dit Isra et Miraj (signifiant respectivement en arabe : « voyage nocturne » et « échelle, ascension », qui est le titre d'un des chapitres du Coran). Le Bouraq est un sujet d'iconographie fréquent dans l'art musulman, où il est généralement représenté avec une tête de femme, corps de mule, des ailes, et une queue de paon. Image: Al-Buraf Hafifa, Buraq, d'après d'une miniature moghole, Inde, XVIIème siècle. Impact culturel: en Turquie, « Burak » est un prénom parfois donné aux enfants de sexe masculin.

Camión pakistaní con decorado tradicional.* El motivo del ser híbrido fabuloso que figura en la parte posterior del camión de carga es mitológico y se lo denomina Buraq (a veces Burraq, Burrak o incluso Bulrak). El Buraq (árabe: البراق, literalmente “rayo, estallido, blancura cegadora”) pertenece a la tradición islámica. Según la historia más conocida, en el siglo VII el Buraq fue presentado por el arcángel Gabriel a fin de transportar al profeta Mahoma desde La Meca a Jerusalén, luego la ciudad santa al cielo, y finalmente para que efectúe el viaje de retorno (Isra y Miraj, en árabe respectivamente "viaje nocturno" y "ascensión." Ellos constituyen además el título de un capítulo del Corán). El Buraq es un ser fantástico, rara especie de esfinge alada con rostro de mujer, cuerpo de mula y cola de pavo real. Imagen: Mike Spix, Pakistani Truck Rear II, fotografía de un camión de carga pakistaní en la ruta que une Islamabad con Lahore, en "Pakistani Truck Art," Mac, 2008; ver otra variante.

Al-Burāq (Arabic: البُراق‎ al-Burāq "lightning") is a miraculous steed, described as a creature from the heavens which transported the prophets. The most commonly told story is how in the 7th century, the Buraq carried the prophet Muhammad from Mecca to Jerusalem and back during the Isra and Mi'raj, which is the title of one of the chapters of the Qur’an. The burrak (also bulrak, or burraq) motif is derived from a fabulous sphinxlike mythical permutation of a woman's face, a mule's body, and a peacock's tail.** Image: Sultan Muhammad, Miraj (Muhammad's Ascent), from Khamsa of Nizami, Tabriz, 1539-43, British Library, London; see also Amir Khosrov Dihlevi, Muhammad’s Ascension on Burak, The History of Khyzr-Khan, Bukhara, 1598, MS SPL, PNS 276, f. 8b (Central Asian Miniature, Russia).

* "The extraordinary tradition of decorating trucks has its roots in the days of the Raj when craftsmen made glorious horse drawn carriages for the gentry. In the 1920s the Kohistan Bus Company asked the master craftsman Ustad Elahi Bakhsh to decorate their buses to attract passengers. Bukhsh employed a company of artists from the Punjab town of Chiniot, who’s ancestors had worked on many great palaces and temples dating back to the Mughal Empire. It was not long before the truck owners followed suit with their own design. Through the years the materials used have developed from wood and paint to metal, tinsel, plastic and reflective tape. Within the last few years trucks and buses have been further embellished with full lighting systems" (Peter Grant; Owais Mughal, "Pakistan Indigenous Art of Truck Painting," Pakistaniat, 18.6.2008).
** Desmond Stewart, Early Islam, Netherlands: Time-Life International, 1968, p. 24; Ligaya Fernando-Amilbangsa, Ukkil, Manila: Ateneo de Manila UP, 2005, p. 28: Burrak motif.

17.11.09

The Grotesque in Twentieth-Century Art

A brief overview by Alyson Muenzer (2004).[1]
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When we consider what might make a work of art grotesque, we should probably look to Ewa Kurylik’s chapter titled "Distorting Techniques," for she suggests that the following terms are closely related to grotesque paintings and drawings: separation, mixture, reassembly, duplication, multiplication, elongation, compression, enlargement, miniaturization, reversal, simplification, overcrowding, and fantastic interpretation and projection. These characteristics will repeatedly surface [...] as we take a journey observing some of the most significant art to appear in the early-to-mid-twentieth century. From Dada to Abstract Expressionism, artists such as Marcel Duchamp and Willem de Kooning were constantly producing works that would redefine the way in which we see grotesque art today. Keep in mind that "grotesque" does not necessarily mean "gross." On the contrary, it can define works that represent a dream-like state, works that are deemed art because the artist says so, works that reveal personal suffering, works that poke satirical fun at politics and society, and works that urge us to question just what kind of world we are living in. [...].
Arguably the most important art movement from 1914 to 1918 is Dada, led by the rebellious Marcel Duchamp. Dada was known for its rebelliousness as well as the sense of nihilism that its art produced, a nihilism created by uneasy feelings and disgust generated by WWI. Duchamp was widely recognized for his "readymades"--commonplace objects such as a bicycle wheel or a urinal that were to be considered art because the artist deemed it so. Duchamp’s most famous work, Fountain (1917), is actually a urinal signed "R. Mutt," the signature being a pseudonym. Shocking the art world at its debut, Fountain represented Duchamp’s feelings towards the hypocrisies of his fellow artists and their supposed progressive views. Also, Duchamp’s work illustrated how the artist, by manipulating the context in which a certain object is found, could change the viewer’s perception of said object. Let us also remember that at the hands of Duchamp, DaVinci’s Mona Lisa was befitted with a mustache and goatee, again, a manipulation of context and art because the artist sa[id] so.
By 1918, Dada found its way to other parts of Europe, partly in thanks to the campy, rauchous, laughter-filled Cabaret Voltaire. It was at this time that Berlin Dada became a well-known movement, its artists screaming that something was not right in the world. Led by George Grosz and John Heartfield, Berlin Dada dealt more with politics and social issues in a bitingly satirical manner. Grosz, largely recognized for his satirical drawings which often appeared in newspapers, took much of his inspiration from drawings and scribbles which he found on public urinals and in children’s drawings. His Café Scene (1914) depicts a roomful of people whose characteristics are clearly exaggerated; their facial expressions are harsh, and not a single one appears to be someone whom we would want to have a conversation with. Each person is self-absorbed, and Grosz portrays this with a harshness of line and color. Linking Grosz to John Heartfield is the fact that Heartfield used several of his fellow artist’s drawings in his photomontages, pieces of work which were produced by combining drawings and photographs, adding in a bit of ironic, satirical text for an extra bite. Heartfield’s Adolf, the Superman: Swallows Gold and Spouts Junk (1932) shows Hitler, in an x-ray fashion, with a stack of gold coins for his vertabrae column, with his mouth wide-open as if he is shouting. Wishing that the viewer might gain a stronger insight into the cruel workings of politics, Heartfield’s photomontages illustrated didactic morals while addressing political matters.
Pittura metafisica,[3] also known as "Metaphysical Painting," was known for its use of strange combinations of everyday objects which served to represent outlandish states, along with a soothing, empty appeal that could be found in many works. Giorgio de Chirico, the forerunner of the movement, strove to produce works that would best represent the dislocating, bizarre-like state of dreams; his work The Philosopher’s Conquest (1914) seems to have roots in a nightmare-world as it shows tall, industrial-like buildings, cannons, over-sized, sharp-edged flowers, and a clock. Not surprisingly, Pittura Metaf[i]sica as well as Dada would come to influence the Surrealist Movement, one of the most infamous movements in art history.
In the mid-1920’s, a movement known as [Die] Neue Sachlichkeit, or "The New Objectivity," was gaining momentum in Weimar Germany. Some of the art associated with this movement consisted of detached, sarcastic paintings attacking German society while other works were indicative of the artists’ time spent in WWI. Otto Dix, whose works were often positioned between the fantastic and the harshly realistic, sought to portray society in a cynical, not-too-flattering light. His painting The Journalist, Sylvia von Harden (1926), leaves the viewer wondering if the person depicted is a man or a woman; it is completely androgynous [...]. The subject’s fingers and chin are grotesquely long, and there is a huge, black circle drawn around her right eye. Also producing cynical works dealing with German society wass Max Beckmann, best-known for his circus and carnival scenes which alluded to the phantasmagoric. Beckmann’s The Trapeze (1923) shows several circus players, pushed into a small area, much unlike the vast, wide spaces which these players usually require in order to perform. Each one wears an empty expression, void of feeling any disharmony at their cramped situation. Beckmann would soon go on to become a stronger artist in the coming years, but his metaphorical circus and carnival drawings clearly marked his advent as an artist.
Rejecting Dada’s cynicism while applauding its rebuff of logic, and incorporating the dream-like state of Pittura Metaf[i]sica, the Surrealist Movement took off in the mid-1920’s and produced works that showed the combination of several tendencies to yield art that was seen as ideal. Originally literature-based, Surrealist works derived much of their inspiration from children’s drawings and thoughts, [and those of] mental patients and untrained artists [as well]. Freud’s thoughts and interest in human dreams and behavior were also inspiration for the movement. Largely marked by the artist’s alienation from his work, Surrealism’s key artists included the likes of Salvador Dali, Rene Magritte, and Max Ernst.

Dali [...] held claim to the fact that his works came to him through his dreams and trance-like states. In The Enigma of William Tell (1933), several psychological aspects are at work; first, it is suggested that the painting represents Dali’s resistance against his father’s authority by showing a man who is kneeling, holding a small child, "William Tell" being the father. The severe elongation of the right buttock is seen as phallic while cannibalistic imagery is seen where instead of having an apple on the baby’s head (Dali’s head), there is a raw cutlet. However popular, fashionable, and influential Dali would become, these traits still did not prevent the artist from being cast out of the movement during the 1940’s.
Producing paintings with his blunt, matter-of-fact style, Rene Magritte was another major figure belonging to the Surrealist movement. In Magritte’s work, we can see the artist taking what we know as the pre-Modernist world and distorting it, reshaping the familiar in order to produce an alien quality. We also gain a sense of Magritte’s hallucinatory images through inconsistent pairings; this can be seen in his painting The Course of Summer [Les marches de l'été] (1938). In the foreground of the painting is a woman’s body from the collarbone down to the beginning of the thighs. The "body" comes to us in two parts: the chest area and the abdomen area clearly belong to two different human beings. The background scene contains the ocean, some mountains, and a blue sky interspersed with billowy clouds and boxes; however, the boxes do not take on a different color, for it is as if they are "box-clouds"; in other words, the boxes and the clouds combine and blend into one another. Magritte also enjoyed doing works which attempted to defy word meanings; for example, in one work, he painted a pipe, the only image on the canvas, and the caption, written in French, read: "This is not a pipe."[4]
A pioneer of several artistic inventions, Max Ernst was celebrated for his sense of the comic, and [...] most associated with [Dada Cologne and] the [more] literary Surrealist movement;[5] many of his paintings were accompanied with poems, often [...] children’s rhymes. In The Elephant Celebes (1921), he combines several inanimate objects in order to create a quasi-mechanic creature. His comic side is revealed as he has painted a tiny, little pencil beneath the elephant which is supposed to serve as some kind of [... support] for the enormous creature.[6] Ernst was also credited with the invention of frottage, a technique where objects such as string or floorboards, for example, are layered in paper, canvas, etc., at times producing works that come out looking like monstrous creatures. Obviously enjoying the combination of different materials to produce works of art, Ernst also extensively used collages to display his creativity. Often, he would take Victorian engravings and woodcuts and set them against images of free association, those that are so closely linked to the Surrealists.

A self-taught artist and also a non-believer, Francis Bacon ironically used Christian iconography in order to produce the masterpiece that would bring him to the forefront of the art world [...], Three Studies for the Base of a Crucifixion (1944). Many view this work as a summation of the primal feelings and emotions caused by the war. Bacon’s Head Surrounded by Sides of Beef (1954) was [...] one of his [most grotesque] paintings [...] based on a picture of Pope Innocent X.[7] [Bacon's] paintings show a sometimes-tortured, always isolated figure who has been blurred with the stroke of a brush in order to suggest human suffering. These particular paintings became images of a decade that was permeated by the threat of the atomic bomb.
Art Brut, or "Art in the Raw," was given its name by Jean Dubuffet, a French artist who believed that art should show that it is socially responsible.[8] Against any smoothness or fine finish that Dali was famous for, Art Brut aimed to take postwar art in a fresh direction. Dubuffet designed works which replicate wall graffiti, taking Surrealism to new extremes; he also used his graffiti-inspired paintings to portray sophisticated friends and intellectuals in a non-sophisticated way, as seen in his painting Generalized Activity No. 14 (1976). Yet another artist who made extensive use of collages, Dubuffet often constructed his collages with materials that seemed inappropriate for the uses he made of them, using materials such as aluminum foil, coal, or even butterfly wings.
Abstract Expressionism also produced several artists who created grotesque works; one in particular and perhaps the most famous was Willem de Kooning. Changing his pre-1950’s style of same "all-overness," de Kooning began to produce works based on women, presenting them as agents of both destruction and creation.[9] Using slashing brushstrokes in order to produce a destructive element, de Kooning’s painting Woman I (1950-1) asks the viewer, "Are women being celebrated, or are they being portrayed misogynistically?" [...]
Always in danger of being over-used, the term "grotesque" cannot be avoided when viewing many twentieth-century works of art. In fact, this essay barely skims the surface of those artists and their works. Many other artists have arguably produced pieces that easily qualify [as grotesque]: Joan Miro, Frida Kahlo, Paul Klee, even [...] Andy Warhol. Looking ahead, the twenty-first century is sure to be marked with art forms which qualify as grotesque.

References (and illustrations added by Mariano Akerman)
1. Alyson Muenzer, "Urinals, Dreams, Graffiti, and Personal Suffering as Art: A Brief Overview of the Grotesque in Twentieth-Century Painting" (Middle Tennessee State University), David Lavery, The Grotesque in Art, http://davidlavery.net/Grotesque/The_Grotesque_In/grotesquepainting.html#Muenzer (2004). See also http://davidlavery.net/Grotesque/.
2. Ewa Kuryluk, Salome and Judas in the Cave of Sex, Evanston, Illinois: Northwestern UP, 1987, pp. 301-7.
3. Muenzer's "Pittura Metafysica" has been replaced here by the original, Italian name of the movement, Pittura Metafisica.
4. Magritte's paradoxical image questions representation (http://en.wikipedia.org/wiki/The_Treachery_of_Images). Representation in turn may well be used as some sort of ideological tool (Ann Marie Baldonado, "Representation," Emory University, Fall 1996, http://english.emory.edu/Bahri/Representation.html).
5. Cologne was under British occupation from 1918 to 1926, essentially just about as long as Dada lasted as a movement. In an atmosphere of strictly imposed order and censorship, Ernst and others protested hierarchy and tradition by exploring the collective subconscious and its incongruous juxtapositions.
6. In a conversation with Penrose, Ernst once noted that the title Celebes was derived from the opening words of a German schoolboys' rhyme, with undeniable sexual connotations:
Der Elefant von Celebes
Hat hinten etwas gelebes
Der Elefant von Sumatra
Der vögelt seine Grossmama
Der Elefant von Indien
Der kann das Loch nicht finden
.
(The elephant from Celebes / has sticky, yellow bottom grease / The elephant from Sumatra / always fucks his grandmamma / The elephant from India / can never find the hole ha-ha. William Jeffett, "Max Ernst," in International Dictionary of Art and Artists, ed. James Vinson , Detroit: St. James Press, 1990, vol. 2, pp. 864–65).
7. Bacon appropiated Velázquez's Portrait of Pope Innocent X (1650), but in his 1954 version, "animal carcasses hang at the pope's back, creating a raw and disturbing Crucifixion-like composition. The pope's hands, elegant and poised in Velázquez's version, are rough hewn and gripping the church's seat of authority in apparent terror. His mouth is held in a scream [or a grin] and black striations drip down from the pope's nose to his neck. It's as if Bacon picked up a wide house painting brush and brutishly dragged it over the face. The fresh meat recalls the lavish arrangements of fruits, meats and confections in 17th-century vanitas paintings, which usually carried subtle moralizing messages about the impermanence of life and the spiritual dangers of sensual pleasures. Sometimes, the food itself showed signs of being overripe or spoiled, to make the point. Bacon weds the imagery of salvation, worldly decadence, power and carnal sensuality, and he contrasts those things with his own far more palpable and existential view of damnation" (Marie Louise Schumacher, "Screaming in Paint," Milwaukee Journal Sentinel, 27.1.2007).
8. For a discussion, see Samantha Krukowski, Jean Dubuffet and the Deculturation of Art (thesis), Washington University in St. Louis, 1992, http://www.rasa.net/writings/dubuffet.html
9. Woman I has been "influenced by images ranging from Paleolithic fertility fetishes to American billboards, and the attributes of this particular figure seem to range from the vengeful power of the goddess to the hollow seductiveness of the calendar pinup. Reversing traditional female representations, which he summarized as "the idol, the Venus, the nude," de Kooning paints a woman with gigantic eyes, massive breasts, and a toothy grin. Her body is outlined in thick and thin black lines, which continue in loops and streaks and drips, taking on an independent life of their own. Abrupt, angular strokes of orange, blue, yellow, and green pile up in multiple directions as layers of color are applied, scraped away, and restored" (New York, The Museum of Modern Art, MoMA Highlights, 1999, revised 2004).

12.11.09

Arte grotesco: algunos de sus alcances

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Grotesco como arte visual. El término "grotesco" deriva del italiano grottesco (de las grutas). El sentido original de la palabra hace referencia a un estilo extravagante del antiguo arte decorativo romano que fue redescubierto e imitado en Italia en el siglo XV. Se descubrieron en esa época varias "cuevas" decoradas, que, según se supo después, eran en realidad recintos de la Domus Aurea, el complejo palaciego que el emperador Nerón hizo mandó construir tras el gran incendio de Roma en el año 64. Se llamó también grotesco al arte inspirado en la decoración de esas supuestas grutas, que se caracterizaba por la presencia de figuras absurdas, ridículas e imposibles, así como también por la profusión de adornos y motivos ornamentales en forma de bichos, sabandijas, quimeras y follajes (grutescos).

Teatralidad grotesca. El dramaturgo italiano Luigi Pirandello utilizó el término como sustantivo para su propio estilo teatral que refleja una realidad cómica y trágica a la vez.
En el Río de la Plata (Argentina y Uruguay) se llama del mismo modo al teatro derivado del sainete y el vodevil. El primero es un tipo de representación de comienzos del siglo XX que muestra la vida de los inmigrantes en los inquilinatos conventillos y la retrata en términos caricaturescos afines a la sorna con que los criollos solían ver a los europeos llegados en oleadas desde 1880 en adelante.[1] Se hacinaban en cuartos baratos, teniendo por lo general que compartir el patio común al que daban los mismos. La pieza más destacada del sainete es El conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, cuyo escenario es precisamente el patio de un inquilinato. Alrededor de 1920, el dramaturgo y director teatral Armando Discépolo introdujo un giro dramático y sombrío en el enfoque de esos ambientes y creó lo que él mismo llamó "grotesco criollo." Se trata de un sincrético subgénero drámatico cultivado en Argentina y en cuyo seno confluyen el grotesco italiano y el sainete criollo, junto con el espíritu del teatro por horas español. Obras de Discépolo, tales como Mustafá, Giácomo, Babilonia, Stéfano, Cremona y Relojero (estrenadas entre 1921 y 1934) son en esencia agridulces e tuvieron gran influencia sobre autores posteriores (Roberto Cossa, Osvaldo Dragún, Carlos Gorostiza y Griselda Gambaro).

El grotesco teatral está emparentado con el esperpento, forma dramático-crítica creada por el español Ramón del Valle Inclán y presente en sus obras Luces de bohemia (1920-4), Los cuernos de don Friolera (1921-5) y Martes de carnaval: Esperpentos (1930) .[2] Según Valle Inclán, el esperpento intenta mostrar la realidad en un espejo distorsionante, para provocar la reflexión del espectador. Su poética esperpéntica implica una distorsión sistemática de la realidad. Ella es retratada en términos grotescos, que persistentemente aluden a la decadencia, la miserabilidad y el sinsentido que el autor detecta como rasgos sobresalientes de la Restauración borbónica en España, a la que él mismo declaradamente percibe como una realidad deforme.[3]

Grotesco rioplatense. En principio se refiere al estilo teatral concebido por Discépolo. No obstante, el grotesco criollo ha cruzado la frontera del teatro y se detecta en el cine,[4] para también reaparecer en el campo de las artes visuales. Así, los híbridos, la exageración agridulce y el humor de doble-filo, todos ellos tan propios de lo Grotesco (género y categoría estética) no resultan para nada ajenos al arte criollo cultivado, por ejemplo, por Quino, Fontanarrosa y Nine. En Buenos Aires, una vuelta a los motivos grutescos propiamente dichos tiene lugar en el filete porteño,[5] que fue desarrollado desde hace ya más de un siglo y se ha fortalecido en estos últimos años.

Notas
1. Algunos de los autores de sainetes eran sin embargo hijos de esos inmigrantes. En sus obras el lenguaje reproduce el habla ítalo-criolla, mezclada con el lunfardo y términos vulgares. Las oleadas inmigratorias estaban formadas por españoles, italianos, hebreos del este europeo, sirio-libaneses y otros.
2. "Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida [...] solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. [...] Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. [...] La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas" (Max Estrella, protagonista de Luces de Bohemia, escena XII). Otras ideas de Valle-Inclán: "Las imágenes más bellas son absurdas en un espejo cóncavo" y "El ciego se entera mejor de las cosas del mundo, los ojos son unos ilusionados embusteros" (véase Luces de Bohemia).
3. Según el DRAE, esperpento es un "hecho grotesco o desatinado," si bien en su sentido específico, el término designa al estilo literario creado por Valle Inclán y que se caracteriza por la deformación grotesca de la realidad puesta al servicio de una implícita crítica de la sociedad ("Esperpento," Wikipedia, accedida 10.11.2009). Dicho estilo teatral fue inspirado por los espejos de un bar madrileño al que Valle Inclán era asiduo. La fachada de dicho bar poseía espejos cóncavos y convexos que deformaban la figura de todo aquel que se encontrara frente a ellos. Así, la deformación exagerada de la realidad podía ser sorprendentemente desconcertante (como lo era para los transeúntes), pero además, a nivel metafórico, podía también ser considerada como manifestación crítico-social (delicia para un escritor rebelde como lo era Valle-Inclán). A través de su obra esperpéntica, Valle-Inclán distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello recurre a la parodia, humaniza objetos y animales, y animaliza o cosifica a los humanos (personajes carentes de humanidad y presentados como marionetas). Tales características, junto a la degradación de los personajes, el abuso del contraste, la mezcla del mundo real y la pesadilla, la deformación sistemática de la realidad (caricaturizada en apariencia, pero de intención satírica y moralista), junto con la presencia constante de la muerte como protagonista, vinculan claramente al Esperpento con lo Grotesco.

4. Comedia negra del grotesco criollo o rioplatense, Esperando la carroza es una película de 1985, con referentes en la pieza teatral homónima de 1962. El film es una sátira amarga de la Argentina de los años '70, que pone en evidencia la incompresión, la falta de solidaridad y la hipocresía para con el prójimo. Es por eso que le aclara un personaje a otro: "Vos tenés una pobreza digna. [...] Una miseria digna" (Esperando la carroza, ver YouTube).

5. El fileteado porteño es un arte decorativo y popular, típico de Buenos Aires. Etimológicamente, "filete" proviene del latín fillum, que significa hilo; el filete es en principio una línea fina ornamental de gran valor expresivo (Analia Salaverría, Cómo trabajar con filete porteño, MailxMail, 5.12.2006). Puede el filete ser de corte decorativo-comunitario (ejecutado sobre medios de transporte u otros objetos), publicitario (carteles y afiches con fines comerciales) o independiente (obra de arte autónoma, l'art pour l'art). Entre los motivos visuales notables del filete criollo se encuentran los híbridos. Pegaso, sirena y tritón son algunos de ellos y tienen sus respectivos referentes en la mitología greco-romana. El filete porteño presenta también figuras grotescas en las que la planta y el animal coexisten y se combinan hasta llegar eventualmente a constituir una verdadera paradoja visual o unidad mixta. Mientras que el primer tipo de figuras es importante en la obra de León Untroib, el segundo es desarrollado por Santos Maschen. Para una mayor discusión, ver Fileteado en Wikipedia, Taller de Fileteado Porteño e Imágenes en Taringa.

Recursos
Bajtin, Mijail. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: el contexto de François Rabelais, trad. Julio Forcat, Madrid: Alianza, 1988.
Echevarría, Roberto González, y Enrique Pupo-Walker, eds. The Cambridge History of Latin American Literature, Nueva York: Cambridge UP, 1996, Vol. 2: The Twentieth Century.
Genovese, Alfredo. Fileteado Porteño, Bs. As., 1999-2009, http://www.fileteado.com.ar/
Kuryluk, Ewa. Salome and Judas in the Cave of Sex - The Grotesque: Origins, Iconography, Techniques, Evanston, Illinois: Northwestern UP, 1987.
Pellettieri, Osvaldo. El sainete y el grotesco criollo: del autor al actor, Buenos Aires: Galerna, 2008.
Robira, Javier González. "Valle-Inclán y El Esperpento," documento sin fechar, http://www.xtec.cat/~fgonza28/valle%20y%20esperpento.html
Sánchez, J.M. González-Serna, y Carmen Laffón. "Luces de Bohemia," Ramón María del Valle-Inclán (grotesco personaje), España: Callejón del Gato (Aula de Letras), 2007, http://www.auladeletras.net/valle-inclan/luces.htm

Véase también: Recauchutando el Esperpento
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