Espectros de llamas muertas
1. Ensayo de estética a manera de prólogo, 1914
"La palabra «metáfora» –transferencia, transposición– indica etimológicamente la posición de una cosa en el lugar de otra [...;] la transferencia es en la metáfora siempre mutua: el ciprés en la llama y la llama en el ciprés –lo cual sugiere que el lugar donde se pone cada una de las cosas no es el de la otra, sino un lugar sentimental, que es el mismo para ambas. La metáfora, pues, consiste en la transposición de una cosa desde su lugar a su lugar sentimental."
2. Renan: Teoría de lo verosímil, 1909
"El encanto que los mitos tienen para nosotros nace de que sabemos que no son verdad. La palmera ecuatorial, que sueña con el pino del Norte en la poesía de Heine, nos conmoverá tanto más cuanto mejor sepamos que las palmeras no sueñan.
[...] De la propia manera el mundo de lo verosímil es el mismo de las cosas reales sometidas a una interpretación pecular: la metafórica.
Ese universo ilimitado está construido con metáforas. ¡Qué riqueza! Desde la comparación menuda y latente, que dio origen a casi todas las palabras, hasta el enorme mito cósmico que, como la divina vaca Hathor de los egipcios, da sustento a toda una civilización, casi no hallamos en la historia del hombre otra cosa que metáforas. Suprímase de nuestra vida todo lo que no es metafórico y nos quedaremos disminuidos en nueve décimas partes. Esa flor imaginativa tan endeble y minúscula forma la capa inconmovible de subsuelo en que descansa la realidad nuestra de todos los días."
3. Ensayo de estética a manera de prólogo, 1914
"Yo diría que objeto estético y objeto metafórico son una misma cosa, o bien, que la metáfora es el objeto estético elemental, la célula bella.
Una injustificada desatención por parte de los hombres científicos mantiene la metáfora todavía en situación de terra incognita. [...] López Picó dice que el ciprés e com l’espectre d’una flama morta. He aquí una sugestiva metáfora. ¿Cuál es en ella el objeto metafórico? No es el ciprés ni la llama ni el espectro; todo esto pertenece al orbe de las imágenes reales. El objeto nuevo que nos sale al encuentro es un «ciprés-espectro de una llama»."
Francis Bacon, Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión, detalle del panel derecho de su tríptico en la Tate Gallery de Londres, óleo y pastel, 1944
"La palabra «metáfora» –transferencia, transposición– indica etimológicamente la posición de una cosa en el lugar de otra [...;] la transferencia es en la metáfora siempre mutua: el ciprés en la llama y la llama en el ciprés –lo cual sugiere que el lugar donde se pone cada una de las cosas no es el de la otra, sino un lugar sentimental, que es el mismo para ambas. La metáfora, pues, consiste en la transposición de una cosa desde su lugar a su lugar sentimental."
2. Renan: Teoría de lo verosímil, 1909
"El encanto que los mitos tienen para nosotros nace de que sabemos que no son verdad. La palmera ecuatorial, que sueña con el pino del Norte en la poesía de Heine, nos conmoverá tanto más cuanto mejor sepamos que las palmeras no sueñan.
[...] De la propia manera el mundo de lo verosímil es el mismo de las cosas reales sometidas a una interpretación pecular: la metafórica.
Ese universo ilimitado está construido con metáforas. ¡Qué riqueza! Desde la comparación menuda y latente, que dio origen a casi todas las palabras, hasta el enorme mito cósmico que, como la divina vaca Hathor de los egipcios, da sustento a toda una civilización, casi no hallamos en la historia del hombre otra cosa que metáforas. Suprímase de nuestra vida todo lo que no es metafórico y nos quedaremos disminuidos en nueve décimas partes. Esa flor imaginativa tan endeble y minúscula forma la capa inconmovible de subsuelo en que descansa la realidad nuestra de todos los días."
3. Ensayo de estética a manera de prólogo, 1914
"Yo diría que objeto estético y objeto metafórico son una misma cosa, o bien, que la metáfora es el objeto estético elemental, la célula bella.
Una injustificada desatención por parte de los hombres científicos mantiene la metáfora todavía en situación de terra incognita. [...] López Picó dice que el ciprés e com l’espectre d’una flama morta. He aquí una sugestiva metáfora. ¿Cuál es en ella el objeto metafórico? No es el ciprés ni la llama ni el espectro; todo esto pertenece al orbe de las imágenes reales. El objeto nuevo que nos sale al encuentro es un «ciprés-espectro de una llama»."
Toda imagen tiene, por decirlo así, dos caras. Por una de ellas es imagen de esta o aquella cosa; por otra es, en cuanto imagen, algo mío. [...] Se nos invita primero a que pensemos en un ciprés; luego se nos quita de delante el ciprés y se nos propone que en el mismo lugar ideal que él ocupaba situemos el espectro de una llama. De otro modo: hemos de ver la imagen de un ciprés a través de la imagen de una llama, lo vemos como una llama, y viceversa. Pero una y otra se excluyen, sin son mutuamente opacas. Y, sin embargo, es un hecho que al leer este verso caemos en la cuenta de la posible compenetración perfecta entre ambas – es decir, de que la una, sin dejar de ser lo que es, puede hallarse en el lugar mismo en que la otra está; tenemos, pues, un caso de transparencia que se verifica en el lugar sentimental de ambas. El sentimiento-ciprés y el sentimiento-llama son idénticos. ¿Por qué? ¡Ah!, no sabemos por qué: es el hecho siempre irracional del arte, es el absoluto empirismo de la poesía. [...] Sentimos simplemente una identidad, vivimos ejecutivamente el ser ciprés-llama. [...]
Hemos hallado un objeto constituido por tres elementos o dimensiones: la cosa ciprés, la cosa llama – que se convierten ahora en meras propiedades de una tercera persona –, el lugar sentimental o la forma yo de ambas. Las dos imágenes dotan al nuevo cuerpo maravilloso de carácter objetivo; su valor sentimental le presta el carácter de profundidad, de intimidad. Cuidando de acentuar por igual ambas palabras podíamos llamar al nuevo objeto «ciprés sentimental».
Ésta es la nueva cosa conquistada – para algunos símbolo de la suprema realidad. [...] Son [...] la superación o rompimiento de la estructura real de [las cosas] y su nueva estructura o interpretación sentimental, dos caras de un mismo proceso. La peculiar manera que en cada poeta hay de desrealizar las cosas es el estilo. [...] El yo de cada poeta es un nuevo diccionario, un nuevo idioma al través del cual llegan a nosotros objetos, como el ciprés-llama, de quien no teníamos noticia. En el mundo real podemos tener las cosas antes que las palabras en que nos son aludidas, podemos verlas o tocarlas antes de saber sus nombres. En el orbe estético es el estilo, a la vez, palabra y mano y pupila: sólo en él y por él venimos a noticia de ciertas nuevas criaturas. Lo que un estilo dice no lo puede decir otro. Y hay estilos que son de léxico muy rico y pueden arrancar de la cantera misteriosa innumerables secretos. Y hay estilos que sólo poseen tres o cuatro vocablos, pero merced a ellos llega a nosotros un rincón de belleza que, de otra suerte, quedaría nonato. Cada poeta verdadero, cuantioso o exiguo, es, por tal razón, insustituible. Un científico es superado por otro que le sigue: un poeta es siempre literalmente insuperable."
4. La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva, 1958
"Toda la lengua es metáfora, o dicho en mejor forma: toda lengua está en continuo proceso de metaforización."
Hemos hallado un objeto constituido por tres elementos o dimensiones: la cosa ciprés, la cosa llama – que se convierten ahora en meras propiedades de una tercera persona –, el lugar sentimental o la forma yo de ambas. Las dos imágenes dotan al nuevo cuerpo maravilloso de carácter objetivo; su valor sentimental le presta el carácter de profundidad, de intimidad. Cuidando de acentuar por igual ambas palabras podíamos llamar al nuevo objeto «ciprés sentimental».
Ésta es la nueva cosa conquistada – para algunos símbolo de la suprema realidad. [...] Son [...] la superación o rompimiento de la estructura real de [las cosas] y su nueva estructura o interpretación sentimental, dos caras de un mismo proceso. La peculiar manera que en cada poeta hay de desrealizar las cosas es el estilo. [...] El yo de cada poeta es un nuevo diccionario, un nuevo idioma al través del cual llegan a nosotros objetos, como el ciprés-llama, de quien no teníamos noticia. En el mundo real podemos tener las cosas antes que las palabras en que nos son aludidas, podemos verlas o tocarlas antes de saber sus nombres. En el orbe estético es el estilo, a la vez, palabra y mano y pupila: sólo en él y por él venimos a noticia de ciertas nuevas criaturas. Lo que un estilo dice no lo puede decir otro. Y hay estilos que son de léxico muy rico y pueden arrancar de la cantera misteriosa innumerables secretos. Y hay estilos que sólo poseen tres o cuatro vocablos, pero merced a ellos llega a nosotros un rincón de belleza que, de otra suerte, quedaría nonato. Cada poeta verdadero, cuantioso o exiguo, es, por tal razón, insustituible. Un científico es superado por otro que le sigue: un poeta es siempre literalmente insuperable."
4. La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva, 1958
"Toda la lengua es metáfora, o dicho en mejor forma: toda lengua está en continuo proceso de metaforización."
Francis Bacon, Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión, detalle del panel derecho de su tríptico en la Tate Gallery de Londres, óleo y pastel, 1944
Referencias: 1 "Ensayo de estética a manera de prólogo," 1914, Obras completas de José Ortega y Gasset, Madrid: Revista de Occidente, 1961, vol. VI, p. 261, nota 1; "Renan. Teoría de lo verosímil," 1909; OC, vol. I, pp. 453-454; "Ensayo de estética," 1914; OC, vol. VI, pp. 256-263; "La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva," 1958; OC, vol. VIII, pp. 284-285; Verosimilitud y ficción, recop. Justo Fernández López, Hispanoteca, Universität Innsbruck, 1999 (18.02.08).