Eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca.
Los libros tienen su destino. [...] El niño aprende viendo, le entra todo por los ojos, comprende lo que ve. No hay que hacerle advertencias morales. Cuando le advierte: Lávate. Cuidado con el fuego. Deja eso. ¡Obedece!, el niño nota que son para él palabras sin sentido. Pero el dibujo de un deshaparrado, sucio, de un vestido en llamas, la pintura de la desgracia, de la despreocupación, le instruye más que todo lo que se pueda decir. Por eso es cierto el refrán que dice "El gato escaldado huye" - Heinrich Hoffmann, carta, publicada en el diario semanal Die Gartenlaube, 3 de noviembre de 1892.[1]
Pedro Melenas (Der Struwwelpeter, 1845) es un famoso libro de cuentos infantiles elucubrados por el doctor alemán Heinrich Hoffmann (1809-94). Incluye diez historias rimadas, cada una con su propio mensaje. A partir de la desmesura o la exageración, ellas presentan las desastrosas consecuencias a las que conduce la desobediencia, la imprudencia y el mal-comportamiento. El título de la historia dedicada al desaliñado Pedro Melenas es también el título de todo el libro de Hoffmann. Se trata de una obra de literatura instructiva, ya que previene al infante acerca del peligro y lo informa de otros tantos asuntos, a veces disparatados, pero por lo general entretenidos.
Para la Navidad de 1844, Hoffmann deseaba comprar un libro de cuentos con ilustraciones para su niño. Exigente y nunca satisfecho con el material disponible entonces en los negocios, compró un cuaderno en el que finalmente desarrolló sus propias historias ilustradas. En 1845, su amigo Zacharias Löwenthal lo convenció para que las publicase anónimamente como Historias divertidas y estampas graciosas con 15 láminas bellamente coloreadas para infantes de 3 a 6 años.[2] Ya en su tercera edición (1858), el libro fue publicado bajo el título Der Struwwelpeter y muy pronto fue un éxito en toda Europa. Ello indudablemente se debió al realismo directo y explícito de las imágenes concebidas por Hoffmann. En efecto, autor e ilustrador de su propio trabajo, Hoffmann supervisó personalmente el que las litografías que acompañaban a su libro -en ese entonces pintadas a mano por terceros- de modo que quedasen exentas de tanto de idealización como de sentimentalismo.[3]
Diez historias "pretzel" — humor con horror
1. Pedro Melenas (Struwwelpeter) anda siempre desprolijo y sin asearse, por lo que no es para nada popular. Su aspecto es ante todo un fiel reflejo de su inapropiada conducta. Nótese que Der Struwwelpeter suele ser traducido al castellano como "Pedro Melenas" (Canicio, 1987), aunque en un sentido estricto, la expresión alemana originalmente alude no tanto a cabellos enmarañados o colgantes sino al ser/estar sucio, desprolijo, desaliñado. De considerarse el sentido que Hoffmann daba a Struwwelpeter, dicho nombre bien podría hoy ser traducido como "Pedro el Desagradable" o "Pedro el Espanto" o "Pedro el Desastre."
2. Federico el Cruel es violento con los seres vivos, hasta que lo muerde un perro (Die Geschichte vom bösen Friederich). Imagen digital: Bob Staake, Cruel Frederick, 2005 © Fuente
3. Paulina desobedece a sus padres y juega con las cerillas, hasta que termina incinerada (Die gar traurige Geschichte mit dem Feuerzeug).
4. Los chicos negros: tres pibes se burlan de un negrito, pero son embebidos en tinta por san Nicolás, quien los vuelve más negros que la mismísima sombra del oscuro chico objeto de su burla inicial (Die Geschichte von den schwarzen Buben).
5. El Fiero Cazador, involucra una libre que roba el rifle y los anteojos del cazador, para luego cazarlo sin piedad (y en el caos que resulta de ello, la liebre-bebé acaba quemándose el hocico con café caliente; Die Geschichte von dem wilden Jäger).
6. El Pequeño Chupapulgares desobedece la advertencia de su madre y continúa chupándoselos, hasta que viene el sastre y con una enorme tijera se los corta (Die Geschichte vom Daumenlutscher). Imagen digital: Staake, The Thumb Sucker, 2005 © Fuente
7. Gaspar Sopas se niega a tomar la sopa, pero con el tiempo se va poniendo tan flaco como un palo y que finalmente se muere, de hambre (Die Geschichte vom Suppen-Kaspar).
8. Felipe Revueltas es caprichoso e inquieto, hasta que termina por irse para atrás con la silla y, en un desesperado intento por evitar la catástrofe, se aferra al mantel que cubre la mesa, aunque sólo para llevarse consigo toda la cena de la familia al suelo (Die Geschichte vom Zappel-Philipp).
9. Juancito Babieca nunca presta atención por donde camina, hasta que se cae al río. (Si bien es rescatado, pierde sus útiles escolares, ya que se los lleva la corriente; Die Geschichte von Hans Guck-in-die-Luft).
10. Roberto Volador sale con su paraguas a pasear en plena tormenta, pero se lo lleva el viento a un destino incierto (Die Geschichte vom fliegenden Robert).
Hecho a medida. Si bien las magistrales advertencias de Hoffmann podrían en determinadas circunstancias llegar a ser neutralizadas con la risa,[4] y ellas se hallan efectivamente impregnadas de un "humor sarcástico,"[5] apropiado resulta aquí el indicar que tanto la naturaleza como el efecto de las historias del autor alemán implican una deliberada manipulación de lo Grotesco. En virtud del doble-filo al que Hoffmann a menudo recurre, poco debería sorprender a nadie el que las reacciones que su obra suscita sean marcadamente mixtas.[6] En efecto, bellamente articulados, los cuentos de Hoffmann son verdaderas historias "pretzel," historias donde el humor y el horror sintomáticamente se entrelazan. Ello lleva a no pocos a describir el efecto que ellas producen en términos de ambivalencia.[7] Así, el ilustrador Bob Staake, por ejemplo, habla del asombro y la perplejidad que sintió cuando niño al haber escuchado las historias de Hoffmann: « Me acuerdo que me quedé pensando: "esto TUVO que haber sido una broma, ¿no?" ».[8] La incertidumbre de Staake habla del impacto de la obra de Hoffmann. Pero para poder referirse a la naturaleza de sus historias, imprescindible resulta tomar en cuenta la considerable cantidad de humor negro y cinismo contenidos en el "divertido" y "aún más gracioso" regalillo de Navidad que el doctor teutón había preparado, voluntariamente y con sus propias manos, para su pequeño hijito, quien era entonces un perverso polimorfo de tres añitos y medio de edad.[9] Pero, ¿era la criaturita en cuestión un chupapulgares? Imposible saberlo. Christine Nöstlinger, por su parte, explica que "la literatura infantil no es una pastilla pedagógica envuelta en papel de letras sino literatura, es decir, mundo transformado en lenguaje."[10] En la literatura de Hoffmann el mundo es transfomado en rima y sobre todo en imagen. Pastilla pedagógica o no, de estar hoy vivo, el Dr. Hoffmann no cedería un ápice en su posición de autor didáctico y, escudándose en su condición de médico, no perdería su oportunidad de contra-atacar y recordarnos que mejor es prevenir que curar.
La historia del Pequeño Chupapulgares, versión actualizada
Notas
1. Gemma Lluch, Análisis de narrativas infantiles y juveniles, Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2003, p. 119
2. Lustige Geschichten und drollige Bilder mit 15 schön kolorierten Tafeln für Kinder von 3-6 Jahren.
3. Según señaló Bettina Hürlimann en 1968 (Lluch, Análisis, pp. 122-23).
4. Como proponen el historiador Harvey Darton y luego Gemma Lluch (ibid., p. 123).
5. En su Historia portátil de la literatura infantil (2001), Ana Garralón nota que los chicos que protagonizan las historias de Hoffmann no sólo son traviesos, sino que son además malos, cosa que le da lugar a poder afirmar que la obra de Hoffmann constituye el primer caso de "humor sarcástico" de la literatura infantil (Lluch, Análisis, p. 123). Para un debate, véase Garralón, Historia portátil de la literatura infantil, Madrid: Anaya, 2001, p. 40.
6. Consúltese Lluch, Análisis, p. 123.
7. Ibid.: "Las reacciones ante el libro [de Hoffmann, Struwwelpeter,] oscilaron desde la inofensiva hilaridad hasta la condena por su morbosidad [... ; algunas personas incluso] temían que el horror [intrínseco de la obra] causara algún tipo de trauma entre los lectores infantiles."
8. En entrevista con Jason Arber: « I remember thinking "this had GOT to be a joke, right?" » (Pixelsurgeon); el énfasis le pertenece a Staake.
9. Hoffmann, carta, publicada en Die Gratenlaube, 1892 (Lluch, Análisis, p. 119).
10. Mi énfasis. Para un debate, véase Luisa Mora, "Una entrevista a Christine Nöstlinger," Urogallo, sept-oct 1993, pp. 10-15.
Staake, Paulina y las cerillas, arte digital 1, Estados Unidos, 2005 © Fuente
Referencias
Hoffmann, Heinrich. Der Struwwelpeter: oder lustige Geschichten und drollige Bilder für Kinder von 3-6 Jahren, Frankfurt am Main: Literarische Anstalt von Rütten & Loening, 1854; Bilingual edition 1900 (Deutsch-English).
—. Struwwelpeter, Merry Stories and Funny Pictures, New York: Frederick Warne & Co., [1848]
—. Pedro Melenas, Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas, tr. Víctor Canicio, Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 1987 "Der Struwwelpeter," AON, Teil1 + Teil2 + Teil3 (17.12.2009)
Tschopp, Verena, y Peter de Pian, Struwwelpeter (The Story of Little Suck-a-Thumb), animación, 2005 (Vimeo-Thanos).
Staake, Bob. Struwwelpeter and Other Disturbing Tales for Children (The World's Most Nightmarish Children's Book: Pets will be beaten, Children will be maimed, Lives will be lost), USA: Fantagraphics, 2006
Staake, Paulina y las cerillas, arte digital 2, 2005 © Fuente
Lluch, Gemma. Análisis de narrativas infantiles y juveniles, Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2003
Carranza, Marcela. "Tres clásicos entre la obediencia y la desobediencia," Imaginaria, Nos. 219-10, 6-7.2007, pt.1 + pt.2
Smith-Chalou, Barbara. Struwwelpeter: Humor or Horror? - 160 Years Later, Lanham, MD: Lexington Books, 2007
Bartošova, Lucia. Der Struwwelpeter, das Kinderbuch von Heinrich Hoffmann, tesis, Brno: Masarykova Univerzita, 2008 Salzburg, Spielzeug Museum, Der Struwwelpeter, Zum 200 Geburtstag vom Heinrich Hoffmann, 11.2008-11.2009
Holtmeyer, Annette, y Britta Schwanenberg, "Der Struwwelpeter," Planet Wissen, 1.6.2009
Boni, Marc de. Faut-il fesser Struwwelpeter ou l’éducation terroriste?, Slate.fr: Chasseur d’étrange, 23.11.2009
Desconsolado llora Conrado. "Sin pulgares se quedó, pues el sastre se los cortó." Ref. aprendizaje, causa y efecto, comunicación, condicionamiento, educación, infantes, literatura, obediencia, persuasión, responsabilidad.
9 comments:
Genial. ¡Absolutamente genial!
El próximo paso, ¿será investigar el origen de los "Nursery Rhymes"? "Hush a by baby, on the tree top, when the wind blows the cradle will rock, [when wind blows] the cradle will fall, down went the baby, cradle and all." –o- "See, saw, Margery Daw, baby shall have a new master, he shall have but a penny a day, 'cause he can't work any faster"otros tantos. Son algunos de mis recuerdos infantiles, junto como los cuentos infantiles que tanto conocemos (Caperucita Roja, Hansel y Gretel, etc.)
My goodness! Hoy no podría tocar piano si me hubieran cortado el dedo índice. Y al pulgar... me lo chupé hasta por lo menos los siete años. También me hubiera "muerto" de hambre, ya que NO comía. Algún día te contaré los recursos 'pedagógicos' de mi mamá frente a esos 'pecadillos' - ja ja ja.
Gracias por esta joyita :) ¡Me encantó!
Un beso, gab ~
Todo es muy interesante. La historia del Pequeño Chupapulgares es EXCELENTE al igual que la gráfica de Paulina y las Cerillas.
Ahhhhh! Y yo que me chupé el dedo hasta que tuve 6 años de edad. si veo a alguien con unas tijeras en la mano me muero! Menos mal que me escondía... mi madre me pegaba en las manos cuando me veía, pero yo la seguía igual. Era para encerrarme en mí misma, me sentía algo abandonada por los que me rodeaban. Cosas de aquellos años...
Cuántos recuerdos. "Der Struwwelpeter" todavía debe estar ocupando su angosto espacio en la biblioteca de mi madre. La interpretación sesgada por la pura inocencia. Recuerdos de la infancia, mi hermana y yo lo veíamos con humor. Muchos besos y gracias por esta vuelta.
Es muy estimulante el saberlo. Realmente muchas gracias.
¡Me encantó!
"Goosy goosy Gander,
whether shall I wander
upstairs, downstairs,
in my ladies chamber.
There I met an old man
who wouldn't say his prayers
so I took him by the left leg
and pushed him down the stairs".
Beso grande, gab ~
Dankeschen, Dankeschen... JA!
Me gustaron mucho las ilustraciones y el niño chupa pulgares. Super divertido leer tu post.
Muy claras tus observaciones. Y bien documentadas.
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