9.3.10

Grotesco el cuerpo

Publicado inicialmente en Facebook como ¿Por quién danza la arquitectura?, 13.12.2008

"El hablar acerca del arte es tan necesario como lo es la danza a la arquitectura" (Mariano Akerman).[1]

Al leer el artículo que cito a continuación, tener presente la arquitectura de Frank Gehry como cuerpo, sin olvidar su naturaleza e impacto.

Y, por su puesto, su inigualable Fred and Ginger Dancing House en Praga, 1994-96.[2]

"LO GROTESCO Y LA MODA FREAK,
por Alfredo Bryce Echenique (Lima)

El cuerpo humano, como ícono cultural omnipresente [...], despliega los límites del "yo" frente a "los otros cuerpos". Esos límites se dilatan, se encogen o se distorsionan, según los casos. Cada imagen de un cuerpo humano es evaluada [...] en relación con [...] presuntos modelos canónicos que se presentan como paradigmas de lo normal, sin olvidar que tanto la definición de lo que es normal como de lo que es patológico son, en gran parte, circunstanciales, derivadas del punto de vista de quien lo observa, sean "los otros" o sea el propio "yo encarnado" en ese cuerpo ante el espejo, así como de las condiciones en las que es observado.

[... Hoy] se ha impuesto [...] la cultura de la modificación del cuerpo humano, asumida como proyecto individual, en el que cada uno -dueño de su propio cuerpo- puede transgredir los límites de su carne hasta las últimas consecuencias. [...] [F]rente a los presuntos modelos canónicos del cuerpo, [...] se exhiben hoy con abundancia cuerpos que parecieran sobrepasar con creces sus límites o que los restringen hasta el punto mínimo permitido por la supervivencia, cuerpos superlativos en uno u otro sentido, cuerpos que pregonan agresivamente su ruptura con las presuntas normas, cuerpos distorsionados y desfigurados que se agrupan y pululan en un contexto cultural o subcultural propio: es la cultura de lo grotesco y, de modo concreto en la cultura norteamericana y sus aledaños culturales, lo freak, entendido este término de múltiples significaciones como lo que es esencialmente anormal e inusual.

La [...] cultura de lo grotesco -independientemente de sus viejas connotaciones en la historia del arte, ligadas a la desarmonía, la exageración, la contorsión y la ambivalencia entre lo cómico y lo horrible- se centra hoy alrededor del cuerpo anormal y extravagante [...].

El cuerpo grotesco es el cuerpo distorsionado y desfigurado de manera extraña e incluso fantástica, que no encaja, ni con mucho, dentro de los límites estéticos predominantes. Frente al cuerpo grotesco, el cuerpo del monstruo es no sólo anormal sino antinatural -mezcla que traspasa las especies- y horrible, aunque las fronteras entre ambos conceptos no siempre pueden ser bien definidas, sobre todo cuando con lo monstruoso se alude sólo a las dimensiones gigantescas.

El cuerpo grotesco, múltiple y cambiante en sus exageraciones, se revela claramente como tal cuando se establece una relación dialéctica con el cuerpo que sigue el orden clásico o canónico. La distorsión como fórmula de creación del grotesco corporal es paradigmática en la pintura de Francis Bacon, elaborada mediante la transgresión de la figura humana en el espacio -la cara distorsionada en su famoso autorretrato, atractiva y repulsiva al mismo tiempo-, aunque la instintiva violencia de la distorsión sobrepasa lo simplemente grotesco para expresarse dolorosamente como un medio de purgación y de trascendencia.

El semiólogo ruso Mikhail Bakhtin, en su clásica obra Rabelais y su mundo [1965], puso de manifiesto la fascinación por el cuerpo grotesco en el brillante análisis de sus características definitorias frente al cuerpo clásico o canónico. Para Bakhtin lo grotesco es esencialmente físico, asentado en "un concepto específico del cuerpo como totalidad y de los límites de su totalidad". Según el autor ruso, en la fiesta popular del carnaval, indulgente con toda clase de excesos físicos, este cuerpo grotesco mostraría todas sus potencialidades transgresivas.

Para el crítico ruso se requiere una serie de condiciones para que, en contraposición con el cuerpo grotesco, un cuerpo pudiera ser definido como canónico: a) cierre de todos los orificios; b) prohibición de todas las uniones del cuerpo con el mundo exterior; c) ocultación de todo los signos de vida intracorporal y de sus funciones; d) ignorancia de toda relación con la fecundación, la gestación y el alumbramiento, y e) presentación mediante la imagen de un cuerpo completo, impenetrable, racional e individual. Frente al carácter cerrado del cuerpo canónico, el cuerpo grotesco excede sus propios confines, se introduce en el territorio de lo físicamente anormal y, como representación semiológica que todo cuerpo es, pone el acento "en aquellas partes en las que el mundo penetra o que emergen hacia ese mundo y van a su encuentro": esto significa para Bakhtin que en el cuerpo grotesco el énfasis se coloca en los orificios -boca, sobre todo- y en las protuberancias o convexidades de su orografía, en las que tienen lugar las interacciones con "los otros cuerpos". El cuerpo grotesco, "con el relieve de sus montañas y abismos", al no cumplir las condiciones canónicas se convierte en un cuerpo que expresa una semiología ambivalente, simultáneamente risible y horrorosa, cómica y monstruosa. El cuerpo grotesco es un cuerpo nunca acabado, nunca completado, siempre en proceso de construcción.

En el siglo XIX los cuerpos grotescos que, contra su voluntad, estaban superlativamente fuera de la norma, por exceso o por defecto -gigantes, enanos, esqueletos vivos y obesos- eran exhibidos, convertidos en mercancías, en museos itinerantes y [...] circos.

Para muchos de los espectadores la autoestima perdida [...] se recuperaba o se aliviaba [...] contemplando la desdicha de aquellos [...] cuerpos grotescos. En nuestro tiempo, con la creciente tendencia a la modificación del cuerpo con el propósito de alcanzar una singularidad [...], el cuerpo grotesco o freak se construye continua y voluntariamente a sí mismo, en el contexto de una subcultura donde el cuerpo se considera como una masa de arcilla que puede ser moldeada una y otra vez, según los deseos de su propietario, quien sería también su escultor. La cultura occidental de nuestros días acepta [...] la ambigüedad de los límites del cuerpo, así como el carácter grotesco que puedan alcanzar las diferencias físicas transgresoras de las normas consideradas [...] como canónicas."[3]

Preguntas, por Mariano Akerman: El caso Frank Gehry, o sea, su arquitectura como cuerpo, con su peculiar naturaleza e inmediatez de impacto: ¿NO ES UNA VERDADERA CELEBRACIÓN DE LO GROTESCO Y LA MODA FREAK? - ¿SI?, ¿NO?, ¿POR QUÉ?


Notas
1. En referencia a la necesidad de explicar su propia obra, entrevista con Anwar Abbas, fines de junio de 2008; publicada como "Argentinean painter who is a dab hand with brush," The Post, Islamabad (Pakistán), 6 de Julio de 2008, sect. B-2: "To talk about art is as necessary as dancing is to architecture." Ref.
http://www.thepost.com.pk/Arc_IsbNews.aspx?dtlid=170696&catid=17&date=07/06/2008&fcatid=14 y http://danka.pk/viewEvent.php?id=4228&PHPSESSID=ad64ee4466bb8998e565a12ab5e6c5b4
2. Cf.
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Prague_-_Dancing_House.jpg
3. Cita por Gustibus,
http://www.flogup.com/gustibus/1327797 - Texto completo: Alfredo Bryce Echenique, "Lo grotesco y la moda freak: La búsqueda de la identidad personal o grupal ha llevado en la actualidad a la modificación del propio cuerpo hasta límites monstruosos", La Nación, Buenos Aires, 11 de julio de 2001, Suplemento Cultura, http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=215467

7.3.10

Morfología para una patología, grave.

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La sensación que se tiene al contemplar ciertas imágenes del dibujante e ilustrador argentino Chachi Verona puede ser tan agradable como reencontrarse con una cara conocida o bien como juntar pedazos de vidrio con los dedos.



Con determinación y persistencia, Verona nos recuerda mediante su imaginería el que algo anda mal. Hay en ella malestar y descontento.[1] En principio no se está bien con ser lo qué se es. Así, aprendemos que el perro prefiere ser gato. Y cuando ambos juegan, se da una inversión de roles, donde el perseguidor (perro) pasaría ser el perseguido (gato) y viceversa. Es un juego. El uno se disfraza del otro y lo opuesto. Se invierten los papeles, mas el juego es en sí toda una revelación de ese no se estar bien tal cómo se es (cosa también corroborada por el título de la imagen: El perro que prefería ser gato).



Pero eso no es todo. La nena a su vez quiere ser perro. No perra, perro. Y tamaña idea encuentra expresión en la obra de Verona en términos inesperados y que dan lugar a la perplejidad.



El asunto es surreal y es en las historias que Verona ilustra donde siempre hay "alguien [que] quiere ser lo opuesto a su esencia o algo imposible de ser."[2] Esas historias, explica el dibujante, le permiten hacer lo que más le gusta y que es "dibujar todas esas cosas inverosímiles y ridículas que tanto me divierten."[3] Con todo, el efecto de no pocas de sus imágenes de divertido tiene bastante poco.



Poco de divertido y bastante de preocupante hay en, por ejemplo, sus caritas que son todo materia confusa y sugieren tanto mutaciones de laboratorio como reconstrucciones faciales monstruosas. ¿Y quién tiene la culpa? Posiblemente "El chancho limpio", que chancho al fin, de limpio, seguramente no tiene nada.



Verona corrobora lo sospechado: "El chancho limpio me agarró de una oreja y me metió en el desopilante mundo de las contradicciones y el absurdo. Después el chancho voló y se fue a la universidad, las vacas comieron carbón, y al loro le comieron la lengua."[4]

Pero dejando a las vacas y al loro de lado, interesante es imaginar el tipo de relación que el Chancho puede llegar a tener con Juanita, dado que la naturaleza de Juanita no está para nada clara.



Ella es una especie de mutante, con algunos atributos humanos y otros que no lo son tanto. Se trata aparentemente de un ser híbrido o uno en plena metamorfosis. Una monstrua sin ojos pero con con enorme boca (vagina dentata). Uno de sus miembros (tal vez el viril), sirve de soporte al cabezal de un martillo. Y dado que mientras sonríe como si fuese protagonista de anuncio para dentífrico, Juanita sostiene un clavo en su mano (única), es posible suponer que es ella un ser tan laborioso como sensualmente violento. Claro que también violento es lo que ha hecho Verona con ella al haberla representado en un estado de deformación tal que, de estar hoy vivo, Francis Bacon hubiese aplaudido de buena gana. En efecto, incluso la idea de una barbilla que descende "hasta la rueda" o la presencia de boquita y nariz en cada talón le hubiesen encantado al autor de los Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión.

Fuera del muy popular y archiconocido estilo de historieta urbana que Verona cultiva, cabe notar que mérito suyo es el de ser una especie de sismógrafo de los incorregibles impulsos de la sociedad a la que pertenece: una contradictoria y absurda, patológica. Violenta.



Al doble-filo de la violencia, responde Verona no sin cierta ambigüedad humorística.



En una sociedad donde solo quien lleva la correa en la mano es amo y señor difícilmente sorprenda a nadie el que el perro finalmente no quiera ya ser gato, sino hombre. Así, en la imaginería de Verona, humano es el perro, el hombre no.



¿Que más decir del hombre? Ya varón o mujer, lo cierto es que en manos de Verona ambos no paran de sugerir lo monstruoso. Aberrante es su naturaleza. Torpe y absurda su interacción.



Con sus metamorfosis, deformaciones, desproporciones, desplazamientos, multiplicaciones y/o amputaciones de órganos, las figuras de Verona tienden a celebrar lo Grotesco. Mas es el de Verona un grotesco impregnado de tragedia. De esa tragedia que es el no estar bien consigo mismo ni con los demás. ¿Qué hay de divertido en ello? Poco y nada.



La resultante de las uniones imaginadas por Verona también sugiere lo monstruoso. O por ponerlo en términos, el ser atípico.



Pese a declarar que lo suyo es algo así como un entretenimiento, lo cierto es que en su lucidez Verona no perdona. Y de ahí el carácter grotesco que presentan sus personajes.

¿Y qué hace, por otra parte, Verona con el gran mito de victoria argentina en el mundial de fútbol de 1978? Lo desmitifica.



Con su cabeza cubierta por un balde, embocado queda Maradona en Argentina '78. Y en su grotesco multiprocesar, Verona no duda en personificar (o sea, hacer persona) al país de los argentinos, pero solo para presentarlo acorralado, sorprendido y con muletas.



En ese mismo trabajo, de lo que es una especie de alambre de púas emergen las puntas de varias flechas. Todas ellas apuntan hacia adentro, hacia el mismísimo país. Y a dichas flechas o "púas" las sostiene cierto "alambre" que literalmente acorrala al país. Amen de sus ya mencionadas "púas," dicho "alambre" se halla a su vez formado por una serie de unidades que son ecos del sorprendido país con muletas, ahora en estado jibarizado. Preocupante como es, este trabajo de Verona paradójicamente se titula "Calma." Grotesco lo suyo, ¿no?

Referencias
1. Véase, por ejemplo, El surmenage de la muerta, año 2, no. 6, Buenos Aires, diciembre 2002. Varias de las imágenes aquí presentadas provienen de dicha revista online, donde ellas figuran aunque sín titulo ni fecha.
2. Chachi Verona, "Nota del ilustrador," en Horacio Clemente, El chancho limpio, Buenos Aires: Sudamericana, 2001; repr. en Las ilustraciones de Chachi Verona para El chancho limpio, Imaginaria, No. 102, 14 de mayo de 2003
3. Ibid.
4. Ibid.

2.3.10

As Funny as It Gets


Betty Boop, M.D., 1932. Jippo. Koko the Clown. Bimbo. Cartoon. Animation. Bizarre. Surreal. Disturbing. Amusing. Bizarre.
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