20.2.11

"Multiplica las Sonrisas"

—Estudio semántico de un figurón inolvidable



Pocas imágenes han tenido un efecto tan significativo, duradero y entrañable como el de la cabeza de Geniol que presenta toda una colección de elementos punzantes clavados en la piel y en absoluto contraste con su muy sonriente expresión.


Se trata de la publicidad de un conocido analgésico, cuyo anuncio original fue creado por Lucien-Achille Mauzan en 1927.

El aviso en cuestion abarcó literalmente todas las dimensiones. Fue impreso como afiche e incluso realizado como relieve y escultura.

Fabián Lebenglik explica que el abecé del afiche implica que éste debe ser comprendido en pocos instantes, de modo que la estructuración de los elementos que lo componen tienen que ser descifrados por quien lo mira en un golpe de vista, ya que el destino del afiche es ser visto al paso, sobre la marcha. Los carteles publicitarios, prosigue Lebenglik, forman parte y marcan etapas de la dinámica urbana. Los afiches dan cuenta de una época, no sólo por las cuestiones que anuncian, denuncian, advierten, sugieren, prometen o recomiendan, sino también por las herramientas gráficas y visuales que utilizan. La intención y el efecto del afiche son cruciales, ya que entre publicidad y propaganda suelen jugarse duelos sutiles. El afichista francés Achille Mauzan –que vivió en la Argentina y fue autor de la célebre cabeza de Geniol– definió el sentido y la función del afiche en pocas palabras: "Los afiches deben ser simples y visibles de lejos. Son el bombo en la orquesta de la propaganda. Son gritos pegados en los muros. En el afiche, la idea [lo] es todo" (En este preciso momento y lugar, Página 12, Buenos Aires, 5.6.2004)

Emblemático de una sociedad tan llena contradicciones como lo es la argentina, el protagonista de Geniol sonríe a pesar de todo lo que lleva clavado en su testa. Pero, como reza el lema de 1929, "Geniol corta el dolor."


En efecto, Geniol no le quita a uno ni los clavos ni los tornillos que lleva insertos en la cabeza, sino que suspende el dolor que ellos producen. En la imagen numerosos objetos punzantes coexisten clavados en un personaje que, simultáneamente, sonríe.


La imagen de Mauzan es una rara especie de grotesco. La imagen grotesca es antetodo y por sobre todo una paradoja visual insoluble. Es decir, lo grotesco mezcla nociones incompatibles y es siempre problemático (ya por definición no puede dejar de serlo; caso contrario, no sería un grotesco). Por otra parte, lo grotesco sugiere lo monstruoso. Tales características aparentemente se dan en la cabeza de Geniol y por ello es posible considerarla grotesca.


Mas a diferencia de los grotescos propiamente dichos, la imagen de Mauzan es un grotesco solo en apariencia, dado que brinda estabilidad al cliente y lo reconforta, asegurándole que incluso si los clavos y tornillos que lleva en su cabeza no van a desaparecer, Geniol acabará con el dolor de cabeza que ellos le producen.


En el contexto argentino, nadie piensa al observar la publicidad de Mauzan que su autor intentaba comunicar la monstruosa idea de que existiesen personas que literalmente llevaban cosas clavadas en la testa y se encontraban sonriendo en simultáneo. No, el sentido figurado de la imagen ha sido siempre convencionalmente aceptado y por analogía: los objetos punzantes en la testa hacen referencia al dolor de cabeza, mientras que la sonrisa es el resultado de haber consumido el producto en cuestión que, como es sabido, "corta el dolor."



Así, entendida en su apropiado contexto, la cabeza de Geniol constituye una imagen ocurrente y funciona como una interesante metáfora, que actúa desde el plano de la suposición. De no poseer la imagen de Mauzan una clara razón de ser o de no hallarse ligada al analgésico que de hecho promueve, el motivo en cuestión constituiría exclusivamente una figura grotesca, marcada por la autocontradicción.


Pero dado que tal image realmente sí posee una clara y justificada razón de ser, y sí se halla en perfecta consonancia con el analgésico que promueve, ella se constituye como una obra maestra del arte publicitario. Apela a lo Grotesco para expresar una idea, idea que no es para nada grotesca. Formalmente, la imagen emplea clavos y tornillos perforando la cabeza conjuntamente con una gran sonrisa, pero su mensaje deja claro que, solo porque Geniol corta el dolor, uno sonríe a pesar de que clavos y tornillos sigan estando aún ahí: uno ya no los siente.


Mientras que ante la presencia de lo grotesco uno se siente desorientado o percibe incluso que la tierra se le desmorona bajo los pies, la imagen de Geniol ejemplifica y reasegura.


Ante la cabeza de Geniol, lo que uno percibe es precisamente el efecto que a uno le produce el analgésico en cuestión. La imagen parte de lo Grotesco como recurso visual pero dado que, a diferencia de un grotesco, la cabeza de Geniol sí posee un sentido claro y preciso, ella trasciende tal condición. (Sopapa de la inseguridad, lo Grotesco celebra la tensión, lo familiar vuelto extraño, la eterna ambigüedad, sugiriendo lo monstruoso y lo perverso).


En la cabeza de Geniol, el motivo grotesco es empleado como un vehículo apto para captar nuestra atención. La imagen elegida es cómica y al mismo tiempo poderosa, encontrándose provista de un componente aterrador. En este sentido, ella puede ser considerada grotesca e impregnada de cierto humor negro. Mas el humor negro se emplea aquí solo en un sentido figurado, mientras que la forma elegida es además original e insólita. Sin embargo, decididamente claro es el efecto del analgésico que, al cortar el dolor, da lugar a que el protagonista del anuncio sonría aliviado para, por otra parte, desplazar a la imagen en cuestión hacia el marco de lo habitual y cotidiano.



Se trata entonces de un supuesto. Suponga usted que siente que tiene un tremendo dolor de cabeza, pero ya se ha tomado un Geniol... pronto sentirá entonces algo parecido a lo que le sucede al protagonista del anuncio: aunque clavos y tornillos permanezcan bien clavados en su cráneo, sentirá usted un enorme alivio y, a pesar de ellos, sonreirá.


Es por ello que la cabeza de Geniol es una verdadera obra de arte: una donde aquello que permanece siempre grotesco es solo el dolor de cabeza. Precisamente en este sentido Geniol, en efecto y consonancia con uno de sus mejores lemas, "multiplica las sonrisas."



La multiplicación de las sonrisas















"Los problemas de hoy no son los de antes, pero el dolor de cabeza es siempre el mismo. Volvé a usar la cabeza. Tomáte un Geniol." Eduardo Capilla, Los problemas de hoy, Grey Argentina & Películas Cortitas, 2007.



¿El icono fundamental de la nuestra condición post-virreynal?
Giordano Bruno diría que la imagen ficticia encapsula una verdad que le es propia.

Mariano Akerman

19.2.11

Alexander Ovchinnikov

Siluetas e ilustraciones, Rusia, 2008-10

La curiosidad, el riesgo y la incertidumbre se combinan en el Libro para Infantes de 2010.

Realizados en 2009, los Cuentos del Teatro de Sombras mezclan la fantasía con lo siniestro.

Los seres híbridos de este (irresistible y peligroso) encuentro le deben bastante a los de Odilon Redon.

Redon, La araña llorando, 1881

Estos personajes se hallan emparentados con las decimonónicas caricaturas de Grandville, quien también prestó oportunamente atención a los peligros que acechan a los peces voladores.


Grandville, Cabinet d'Histoire Naturelle (Gabinete de Ciencias Naturales), litografía, 1833

Grandville, Fables de Florian (Fábulas de Florián), París: Garnier Frères, 1870

Los combatientes montados pueden ser asociados a otros alguna vez delineados por Christoph Jamnitzer en su Neuw Grotteßken Buch (Nuevo Libro de Grotescos, Nüremberg, 1610).

Grabado de Jamnitzer proveniente del Nuevo Libro de Grotescos de 1610

Destino inexorable: la grotto-tragedia monta su espectáculo.

Una sorpresa tomada del Album Negro: el colorido y ambiguo asunto de la mariposa.

Recursos visuales online: Grandville y Redon

13.2.11

Asunto de 6.000.000

Por el corresponsal acreditado de la BKN News en materia de arte

Nueva York, 13 feb 2011 (BKN).—Un agente invirtió ayer la suma de 6.000.000 de dólares en obras que fueron adquiridas para un importante coleccionista anónimo.

La transacción se llevó a cabo en privado en pleno centro financiero de Nueva York. El agente eligió y adquirió seis artículos entre los doce que le fueron ofrecidos, pagando no menos que un millón de dólares por cada uno de ellos.

Los ítems ofrecidos fueron los siguientes:

1. La llegada de la tormenta (L'approche de l'orage), por Hyppolyte Boulanger (1871). Lit. Robert Hoozee (Paris-Bruxelles, Bruxelles-Paris, 1997).

2. Polyhymnia, por Hans Hofmann (1963). Lit. Dennis Earl Fehr & Giselle Borzob

3. Donald Judd, Stark, 1965. Lit. Minimalism vs. Academic Art

4. Los amordazamientos de 1972-74, por Alberto Heredia. Lit. Iconoteca, Alberto Giudici & Natalia March

5. Iglesia de San Moisés (Chiesa di San Moisè), Venecia, 1668

6. Residencia minimalista con vista al Mediterráneo.

7. Cabeza de yeso con la Máscara del difunto William Blake, 1827

8. La prehistórica Venus of Willendorf (22.000 BCE). Lit. Christopher Witcombe & Stephen R. Berlant (The Journal of Prehistoric Religion, 1999).

9. Una Enana de Jardín, procedente del Parque Mirabell, Salzburgo, 1716. Lit. The Lost Dwarfs

10. Jarrón estilo Jugendstil, por Max Läuger (1898). Victoria & Albert Museum, Londres. Lit. V&A

11. Afiche para Job, cigarrillos franceses, por Alphons Mucha (1896). Lit. Artchive & Artcyclopedia

12. La Hagadá de los Pajaritos, mamusrito hebreo iluminado, Alemania, siglo XIII. Museo de Israel, Jerusalén. Lit. IMJ, Yale & Jeremy Norman

Transacción. Según le fue requerido, el agente antetodo percibió cuidadosamente una proyección de doce diapositivas con los items arriba enumerados, mientras tomaba notas para seguidamente indicar los seis ítems por él seleccionados y pagar un total de 6.000.000 de dólares en efectivo. Una vez que la operación estuvo realizada el agente se mostró muy satisfecho.

Resultas. Un problema se presentó cuando un colega le hizo al agente algunas preguntas una vez que la transacción hubo sido efectuada. Es entonces que el colega pudo constatar que el agente no había considerado el tipo de colección específica que el misterioso cliente anónimo intentaría luego formar. Según las palabras pronunciadas por el agente pocas horas antes de partir de Nueva York, el criterio que él aplicó al decidir qué items adquirir dependió fundamentalmente del valor que ellos podrían algún día llegar a alcanzar en el mercado, sus características formales y/o simbólicas, y el gusto personal del agente, combinado con asociaciones, preferencias y prejuicios que le son propios. Un aspecto digno de ser destacado es que cuando adquiría los ítems en cuestión, el agente no tuvo presente que no estaba comprando obras de arte sino diapositivas educativas. Con todo, el agente hoy comprende que ha pasado por "algo-algo".



Ref. Precio e imagen, preferencia y preconcepto, experiencia personal

10.2.11

Arte de ligeras desproporciones


Ilustraciones de Gustave Doré (1832-1883) para Gargantúa y Pantagruel (1532-53, por François Rabelais; publicado como Œuvres de Rabelais, París: Garnier Frères, 1873).


Gargantúa (Œuvres, I, 1, 38).


Prólogo para la edición inglesa de 1894, conocida como The Works of Rabelais.


Works, 1, 1, 43.


Gargantúa en Œuvres, I, 22.


Pantagruel en Œuvres, 2, 4, 35.

Recursos digitales
Obras de Gustave Doré
Rabelais
Gargantúa y Pantagruel
Le Gargantua (Renaissance-France)
Mercure-Gargantua
Christine Escarmant, De la dignité des braguettes : Rabelais pornographe, Marincazaou - Le Jardin Marin (10.2.2011).
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